Axel

María, una adolescente guapa de diecisiete años, deja de madrugada el bar en el que ha estado de fiesta con unos amigos. Alguien se ofrece a acompañarla a casa. Sin embargo, el recorrido acaba en un destartalado hostal de carretera. Cuando la joven se da cuenta de que ha caído en una trampa es demasiado tarde.
Luis García-Rey apuesta, en esta novela trufada de referencias musicales y culturales, por el género negro clásico y reivindica su vigencia en un panorama que parece dominado por corrientes más extremas y menos realistas, desde la truculencia de los thrillers de psicópatas a la amabilidad de los cozzy crimes.
La voz narradora de la novela es una tercera persona omnisciente con inclusiones de pensamientos del protagonista Axel Nash, agente de la Policía Judicial de Madrid, a modo de apostillas. Estas acotaciones —a veces un simple exabrupto, casi siempre una frase corta— suelen tener un carácter irónico y cumplen una doble función: por un lado, ayudan al lector a seguir los razonamientos del investigador en momentos clave de la novela; por otro, completan el retrato personal y psicológico de Axel.
Parafraseando a Raymond Chandler, en Axel los criminales actúan por alguna razón objetiva y no simplemente para dar trabajo a la policía. Hay emoción e intriga, dureza en la forma y en el fondo, los personajes tienen aristas y muchos matices de gris y todos esos ingredientes vienen envueltos en una carga de crítica social e institucional, con las mafias mexicanas y del Este como telón de fondo.
La investigación de Axel y Loor es minuciosa y realista, sin milagros científicos. Los policías echan mano de su inteligencia, dotes de observación y experiencia, buscan pistas y las evalúan, aprietan a sus contactos e interrogan a los sospechosos en busca de la verdad... o de algo que se le parezca mucho.

La novela negra no deja de crecer y de ganar adeptos en España. Ese realismo sucio y descarnado que conecta tan bien con el lector de a pie, apto para cualquier clase social, desde hace unos años ha vivido un salto imparable en nuestro país, y cada vez más autores se vuelcan al género. Tal es el caso que nos ocupa, el del periodista Luis García Rey. Y estamos en condiciones de anunciar que su debut, con esta novela, es verdaderamente arrollador.

Axel Nash es un detective gallego que se ha mudado a Madrid en busca de casos complicados. Junto a su nueva compañera, Loor Galván, deberán trabajar en un crimen que sacude a la sociedad madrileña, el de un famoso presentador de radio. Mientras tanto, en su Vigo natal, se está gestando un grave problema para el narcotráfico local, con la pérdida de un valioso cargamento... La intriga y la acción están servidas, y nuestro autor no se andará con vueltas a la hora de describir escenarios lúgubres y peligrosos, ambientes decadentes y viciados o situaciones sexuales de dudosa moralidad. El cine y la música dominan la narración y recordaremos muchas canciones y películas que nos llevarán de vuelta a momentos nostálgicos de nuestras vidas.

Nos asombraremos del modo en que maneja al dedillo los tiempos narrativos, la ambientación y las características de cada personaje para lograr un soberbio gancho inicial que no nos permite dejar la lectura. Daremos un vistazo al narcotráfico y al crimen organizado español, veremos sus vínculos con la política, esos empresarios y funcionarios poderosos que todos sabemos que esconden un muerto en el placard... Una crítica severa y mordaz, con mucho humor negro, de una clase dominante corrupta hasta la médula, que solo le importa barrer la basura debajo de la alfombra. Una radiografía quizá demasiado real... Un Madrid como nunca lo hemos visto, con sus yonquis del barrio La Latina, callejones sórdidos junto a gran vía, antros de prostitución... Y lo mismo la costa gallega, con lugares realmente tétricos, donde el trapicheo es la norma.

Una de las cosas que más he disfrutado de la novela son los diálogos. Es que este es un género que gana mucho en las habilidades discursivas de los personajes, y aquí vamos a asistir a verdaderos duelos dialécticos y debates desternillantes entre los personajes de los que iremos sacando conclusiones y averiguando datos esenciales junto a nuestros detectives. La mejor novela negra clásica es manos de un autor novel que se juega el todo por el todo y sale más que airoso. de igual manera los escenarios y lugares juegan un papel fundamental en la trama. Bares de mala muerte, garitos chungos y hostales cutres donde, para bien o para mal, desfila lo peor de la sociedad. García Rey describe todos estos lugares con una vivacidad e intensidad que pone la piel de gallina, poniéndole nombre y apellido a cada sitio mencionado. Además nos narrará el impacto cada vez más nefasto que durante muchos años ha venido teniendo el accionar de distintas bandas mafiosas de Latinoamérica que han encontrado en España un coto de caza a la medida de sus deseos.

La trata de menores y la prostitución es un tema espinoso con el que el autor tampoco se corta: aportará información oficial sobre niñas traídas de Europa del este, explotadas física y psíquicamente, violadas una y otra vez por sujetos amorales pero muy poderosos. Axel luchará heroicamente para exponer a estos explotadores sexuales y nos regalará escenas que nos emocionarán hasta las lágrimas. Diálogos a lo Dashiell Hammett, ecos de Hitchcock, pinceladas de clásicos del cine negro como Seven... Todo condimentado con una banda sonora de rock pesado, para imprimir a la narración esa oscuridad tan propia del mejor suspense, que no nos podemos cansar de leer, sobre todo si está tan bien escrita como en esta gran novela debut de García rey.

Ultra recomendada.

"Axel"
@luisgarcia4 @espasaeditorial

Enero 2023
Me muero por peli, serie o algo

Esta reseña ha sido hecha tal cual leo

"Como un escupitajo de sangre en la cuna de un recién nacido"

¡Madre mía! !Empezamos bien...!

"La mierda me atrae" (Axel)
No si ...

Pág. 20 y el Axel éste no me cae muy bien, la verdad.
Jjj, el autor consigue su objetivo.

Dos localizaciones paralelas.
Madrid, con Nash y Loor, su compañera impuesta pero con quien, para sorpresa de muchos, casa a la perfección.
Vigo, con Omar, Jarvis (habla más que yo ) e Iría, una detective de 10.

Dos ritmos de ciudad y de historia completamente diferentes.

Mini historias o mini casos para explicar a otros personajes y su relación con Axel , Loor o con el caso en sí.

El autor sabe cambiar muy bien los ritmos, para que no te aceleres en exceso pero sin perder la marcha vertiginosa que tanto me engancha.

Una simbiosis perfecta entre forma de contar y describir más pausada que la que acompaña a Axel directa y llena de fuerza y presencia.

Pág.194 ¡ Uyuyuiiii! Pues no consigo imaginarme que sea posible. ¡ Ya me contaréis! Y sin hacer trampa

Axel es lo que yo llamaría un "chulito de barrio", de esos que te mira pensando "te voy a dar dos.."

En su forma de actuar no tiene término medio; o con él o contra él.
Se enfrenta a los casos como un tenista en la red pero su oponente no sólo es el criminal, sino también sus superiores e, incluso, sus compañeros.

Pero entre tanto "postureo macarril" hay un Axel escondido que tiene que bracear mucho para que luisgarciarey le deje mostrarnos su yo más profundo.
Eso sí, luego te suelta un " como te vea por ahí te arrancó los granos" y te deja dudando de tus propias conjeturas.

Deciros que tenemos muerto desde el principio. Un muerto al que llegas a conocer a la perfección sin que él te cuente nada, obviamente.

Una lectura llena de estimulos y de cebos para que no te disperses ni un segundo. Elementos que nos llevan directamente al personaje correspondiente: unas zapatillas , unas botas , un cepillo de dientes

Me declaro #axeladicta

En su debut literario, el periodista Luis García-Rey, deja a un lado el mundo del deporte (aunque no del todo) y se mete de lleno en el mundo del crimen con “Axel”, un crudo thriller policiaco con un protagonista poco ortodoxo, con el que demuestra tener futuro en esto de matar gente (en la ficción).

En un hostal madrileño aparece el cadáver acuchillado de un conocido presentador radiofónico. de la investigación se encargarán los agentes de policía judicial Axel Nash y Loor Galván. En Vigo, Omar y Jarvis, dos jóvenes involucrados en el narcotráfico, pierden un cargamento de droga, lo que tendrá serias consecuencias. Dos tramas paralelas que terminan confluyendo en una historia en la que la violencia estará a la orden del día.

Corrupción, violaciones, narcotráfico, asesinatos, trata de blancas…El autor no hace ningún tipo de concesión al lector y habla de todo ellos de forma cruda y directa. Sus personajes no son políticamente correctos y, por tanto, se comportan y hablan como tal, haciendo que la lectura resulte muy realista.

Axel tiene un carácter brusco, chulesco, irónico, prepotente, y ya desde el primer capítulo queda claro que no tiene pelos en la lengua con esa clasificación que hace de los tipos de conductores que existen (y con la que me sacó más de una carcajada 😆). Va de tipo duro pero pronto deja entrever su vulnerabilidad. Tan pronto piensas “este tío es gilip*****”, como que hace o dice algo que hace que quieras darle un abrazo, confirmando que su chulería no es más que una coraza para esconder sus inseguridades. La herida del pasado que arrastra, y que el lector va descubriendo poco a poco, hace que el personaje tenga ese punto tierno que sirve de balanza para que al lector no le resulte un idiota integral. El arco de su personaje a lo largo de la historia es uno de los puntos fuertes de la novela.

La relación con su compañera Loor es otro de los aspectos a destacar. Se agradece que no haya entre ellos ningún tipo de tensión sexual. Sus peculiares caracteres, muy similares entre sí, podrían hacerles chocar pero, no solo no lo hacen, sino que da pie a diálogos ágiles y divertidos que además contribuyen a dar un poco de aire a la historia.

Ambos personajes están bien construidos, con un pasado que ayuda a definirlos, dotándoles de profundidad y que permite al lector llegar a entender al personaje, su forma de ser y de comportarse, incorporándolos en la historia sin romper el ritmo de la trama.

Todos los personajes se comportan de manera cuestionable. En la historia (como en la vida) no hay ninguno que sea 100% “blanco”. Son esas luces y sombras, esos matices, los que hacen que resulten mucho más interesantes.

La lectura es fluida, si bien la parte de la trama que transcurre en Galicia es algo más lenta. Aunque el personaje de Jarvis puede llegar a resultar desagradable debido a su forma de expresarse y su lenguaje, esa voz es de lo más acertada para el personaje. Hay veces que todos los personajes hablan igual, con independencia de su clase social, circunstancias, condición…pero aquí cada personaje tiene una voz propia bien diferenciada.

Buen debut, con una historia compleja con muchos elementos que encajar, los giros justos para mantener la intriga hasta el final y un protagonista con mucho potencial para continuar en próximas historias.

Axel es un personaje que al empezar a leer me cayó fatal. Dos detalles significativos del carácter de este inspector de policía a la vieja usanza que destacaremos en las primeras páginas, en el coche tiene bastante peligro y esa voz interior fuerte que dice una cosa, pero piensa lo contrario, un poco como todos, ¿no? Pero cuál fue la escena. Axel va al colegio de su hija a hablar con el director, este le dice «No podemos controlarla. Tiene un genio indomable…». Axel responde «Tiene nueve años… Es una niña como cualquier otra y si ustedes no son capaces de formarla desde una base docente y educativa, ya buscaré quien lo haga…».  Y entonces pensé, ¡uff!, este tío es de los que responsabiliza a todos por sus fracasos, porque la base del comportamiento y la conducta, para mí, es de los padres, nunca de los maestros, ellos están para otros menesteres. Pero la novela avanza y cambia la visión de este personaje que es bastante gamberro, como su compañera Loor, Lorena Galván. Pero mientras ella tiene una chulería honesta, Axel la usa para ocultar sus inseguridades e inmadurez.
 
«La puntualidad es la virtud de los aburridos»
 
                La novela se reparte entre dos ambientes, Madrid y Vigo, aquí proyecté mi propia realidad, Madrid y Ávila, la primera es acelerada con la presión de la manecillas del reloj y la vida oscura, turbia; la segunda es todo lo contrario, la paz, la tranquilidad, la ausencia de las horas, la desconexión y la nostalgia.
                Los diálogos son un punto fuerte de esta novela, también un punto de relajación en la trama. Una lectura fluida, de entretenimiento y desconexión.
                No soy una mujer de comparaciones, no me gustan, en algún momento se dijo que sería el nuevo Jo Nesbo, no, y no. Luis García-Rey tiene un estilo propio, uno donde los personajes se revelan dentro de la historia y deciden lo que quieren hacer con su vida, uno donde los personajes te sorprenden según los vas conociendo y descubres sus motivos, uno donde al día siguiente no sabes lo que puede suceder. Como la vida misma.