Yerma: Quiero beber agua y no hay vaso de agua; quiero subir al monte y no tengo pies; quiero bordar mis enaguas y no encuentro los hilos.
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Yerma: Quiero beber agua y no hay vaso de agua; quiero subir al monte y no tengo pies; quiero bordar mis enaguas y no encuentro los hilos.
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Dile a tu marido que piense menos en el trabajo. Quiere juntar dinero y lo juntará, pero ¿a quién lo va a dejar cuando se muera?
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Quiero beber agua y no hay vaso ni agua, quiero subir al monte y no tengo pies, quiero bordar mis enaguas y no encuentro los hilos.
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Lo mío es dolor que ya no está en las carnes.
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Mira que me quedo sola. Como si la luna se buscara ella misma en el cielo.
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Lo importante de este mundo es dejarse llevar por los años.
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Algunas cosas no cambian. Hay cosas encerradas detrás de los muros que no pueden cambiar porque nadie las oye. [...] Pero que si salieran de pronto y gritaran, llenarían el mundo.
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Yo he venido a estas cuatro paredes para no resignarme. Cuando tenga la cabeza atada con un pañuelo para que no se me abra la boca, y las manos bien amarradas dentro del ataúd, en esa hora me habré resignado.
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Los hombres tienen otra vida, los ganados, los árboles, las conversaciones; las mujeres no tenemos más que ésta de la cría y el cuidado de la cría.
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Las mujeres dentro de sus casas. Cuando las casas no son tumbas.
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¿Cuáles fueron las primeras influencias que distinguen la lírica del autor?