¡El suicidio es una muerte que se le hurta al enemigo!
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¡El suicidio es una muerte que se le hurta al enemigo!
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Las palabras no siempre necesitan un destino. Se les permite detenerse en las fronteras de las sensaciones. Vagando sin cabeza por el ámbito de lo impreciso. Y tal es, en efecto, el privilegio de los artistas: vivir en la confusión. |
Hay que ir a buscar la voz en lo más hondo de uno. ¿Cómo pueden los niños de pecho pasarse tanto rato chillando? Y ni siquiera se les resienten las cuerdas vocales. Hay que retroceder hasta el manantial de esa potencia. Una inmersión insensata hacia lo que llevamos escondido dentro. Es posible que todo esto tenga también una relación con la muerte. |
¿No valdría más conocer perfectamente un solo cuadro? Mejor que desperdigar la mirada para acabar por perderla. Le gustaría tanto asirse a algo. No tener que seguir buscando lo que no encuentra. |
Existe un punto preciso en la trayectoria de un artista. El momento en que su propia voz empieza a hacerse oír. La densidad se propaga por ella, como la sangre en el agua. |
Una perfección en la violencia. La muerte de una muchacha de dieciocho años. La muerte de la promesa. |
¿Qué palabra hay cuando se pierde a una hermana? No existe, no se dice nada. El diccionario a veces es púdico. Como si también él se asustase del dolor. |
-Los pesimistas acabaron en Hollywood y los optimistas en Auschwitz-
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¿Cuál de los siguientes libros fue escrito por Gustave Flaubert?