Charlotte de David Foenkinos
Hay que ir a buscar la voz en lo más hondo de uno. ¿Cómo pueden los niños de pecho pasarse tanto rato chillando? Y ni siquiera se les resienten las cuerdas vocales. Hay que retroceder hasta el manantial de esa potencia. Una inmersión insensata hacia lo que llevamos escondido dentro. Es posible que todo esto tenga también una relación con la muerte. |