Momo

Incluso llegaron horas en que deseaba no haber oido nunca la música ni haber visto los colores. No obstante, si le hubiesen dado a elegir, no habría renunciado a ese recuerdo por nada del mundo. Aunque se hubiera muerto por ello. Pues eso era lo que vivía ahora: que hay riquezas que lo matan a uno si no puede compartirlas.

...el tiempo es vida. Y la vida reside en el corazón. Y cuanto más lo ahorraban los seres humanos, menos tenían

Este libro lo leí por quién meses después sería mi esposo, no solo tengo lindos recuerdos de él sino que me dejó enseñanzas y sobre todo el saber diferenciar en el escuchar y el oír. Sin duda es un libro muy bonito y que quiero que mis futuros hijos conozcan al igual que lo recomiendo tanto a niños como a adultos.

Todo el tiempo que no se percibe con el corazón está tan perdido como los colores del arcoíris para un ciego o el canto de un pájaro para un sordo. Pero, por desgracia, existen corazones ciegos y sordos que no perciben nada aunque tengan latido.

Sólo Momo sabía esperar tanto y entendía lo que decía. Sabía que se tomaba tanto tiempo para no decir nunca nada que no fuera verdad. Pues en su opinión, todas las desgracias del mundo nacían de las muchas mentiras, las dichas a propósito, pero también las involuntarias, causadas por la prisa o la imprecisión

Hay calendarios y relojes para medirlo, aunque eso no significa gran cosa, ya que todos sabemos que una sola hora nos puede parecer una eternidad, pero de vez en cuando también puede pasar como un instante... depende de lo que experimentemos durante esa hora. Porque el tiempo es vida. Y la vida reside en el corazón.

No, Momo. Esos relojes no son más que una afición mía. Solo son reproducciones muy imperfectas de algo que todo hombre lleva en su pecho. Porque al igual que tenéis ojos para ver la luz, oídos para oír los sonidos, tenéis un corazón para percibir, con él, el tiempo. Y todo el tiempo que no se percibe con el corazón está tan perdido como los colores del arco iris para un ciego o el canto de un pájaro para un sordo. Pero, por desgracia, hay corazones ciegos y sordos que no perciben nada, a pesar de latir.

Existe una cosa muy misteriosa, pero muy cotidiana. Todo el mundo participa de ello, todo el mundo lo conoce, pero muy pocos se paran a pensarlo. Casi todos se limitan a tomarlo como viene, sin hacer preguntas. Esta cosa es el tiempo.

Hay calendarios y relojes para medirlo, pero eso significa poco, porque todos sabemos que, unas veces, una hora puede parecernos una eternidad, y otras, en cambio, pasa en un instante; depende de lo que hagamos durante esa hora.

Porque el tiempo es vida. Y la vida reside en el corazón.

Si lo deseas de verdad, Momo, entonces tendrás que saber esperar.

Por lo que puedo recordar, siempre he existido.