El tiempo es vida, y la vida reside en el corazón. Y cuanto más ahorraba de esto la gente, menos tenía
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El tiempo es vida, y la vida reside en el corazón. Y cuanto más ahorraba de esto la gente, menos tenía
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En nuestro mundo moderno no hay sitio para secretitos
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El mundo entero es un gran cuento en el que todos representamos un papel.
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No, Momo. Esos relojes no son más que una afición mía. Solo son reproducciones muy imperfectas de algo que todo hombre lleva en su pecho. Porque al igual que tenéis ojos para ver la luz, oídos para oír los sonidos, tenéis un corazón para percibir, con él, el tiempo. Y todo el tiempo que no se percibe con el corazón está tan perdido como los colores del arco iris para un ciego o el canto de un pájaro para un sordo. Pero, por desgracia, hay corazones ciegos y sordos que no perciben nada, a pesar de latir.
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En el curso del mundo hay de vez en cuando momentos en que las cosas y los seres, hasta lo alto de los astros, colaboran de un modo muy especial, de modo que puede ocurrir algo que no habría sido posible ni antes ni después. Por desgracia, los hombres no son demasiado afortunados al usarlas, de modo que las horas astrosas pasan, muchas veces, sin que nadie se dé cuenta. Pero si hay alguien que la reconoce, pasan grandes cosas en el mundo.
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Existe una cosa muy misteriosa, pero muy cotidiana. Todo el mundo participa de ella, todo el mundo la conoce, pero muy pocos se paran a pensar en ella. Casi todos se limitan a tomarla como viene, sin hacer preguntas. Esta cosa es el tiempo. Hay calendarios y relojes para medirlo, pero eso significa poco, porque todos sabemos que, a veces, una hora puede parecernos una eternidad, y otra, en cambio, pasa en un instante; depende de lo que hagamos durante esa hora. Porque el tiempo es vida. Y la vida reside en el corazón. |
Hablemos pues, con franqueza. Estás sola, querida niña. Tus amigos están fuera de tu alcance. Ya no hay nadie con quien compartir tu tiempo. Todo eso lo planeamos nosotros. Ya ves lo poderosos que somos. No vale la pena resistirse a nosotros. Todas esas horas solitarias, ¿qué son, ahora, para ti? Una maldición que te aplasta, un peso que te asfixia, un mar que te ahoga, una tortura que te quema.
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Incluso llegaron horas en que deseaba no haber oido nunca la música ni haber visto los colores. No obstante, si le hubiesen dado a elegir, no habría renunciado a ese recuerdo por nada del mundo. Aunque se hubiera muerto por ello. Pues eso era lo que vivía ahora: que hay riquezas que lo matan a uno si no puede compartirlas.
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Existe una cosa muy misteriosa, pero muy cotidiana. Todo el mundo participa de ello, todo el mundo lo conoce, pero muy pocos se paran a pensarlo. Casi todos se limitan a tomarlo como viene, sin hacer preguntas. Esta cosa es el tiempo. Hay calendarios y relojes para medirlo, pero eso significa poco, porque todos sabemos que, unas veces, una hora puede parecernos una eternidad, y otras, en cambio, pasa en un instante; depende de lo que hagamos durante esa hora. Porque el tiempo es vida. Y la vida reside en el corazón. |
El tiempo es vida. Y la vida reside en el corazón.
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¿Quién es Momo?