Momo de Michael Ende
Hablemos pues, con franqueza. Estás sola, querida niña. Tus amigos están fuera de tu alcance. Ya no hay nadie con quien compartir tu tiempo. Todo eso lo planeamos nosotros. Ya ves lo poderosos que somos. No vale la pena resistirse a nosotros. Todas esas horas solitarias, ¿qué son, ahora, para ti? Una maldición que te aplasta, un peso que te asfixia, un mar que te ahoga, una tortura que te quema.
|