Lo sé, y uno y otro hemos descendido desde entonces. Yo ya no soy una fuerza, sino los despojos de lo que fui. Vos ya no sois un arrogante joven, sino un respetable príncipe.
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Lo sé, y uno y otro hemos descendido desde entonces. Yo ya no soy una fuerza, sino los despojos de lo que fui. Vos ya no sois un arrogante joven, sino un respetable príncipe.
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Si no es para mí - se dijo Andrea -, tampoco es para nadie.
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El infortunio de las coquetas es que nunca se creen amadas por sus amantes
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María, yo sentí que vos me amabais. Vuestro pie se acercó al mío en el coche de alquiler, y sentí que desfallecía. Vuestra mano rozó la mía ...
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Un hombre y una mujer se traicionan en un beso
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El collar ya conoce el cuello de Vuestra Majestad, y no puede ser de nadie que no sea la reina de Francia.
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La princesa sonrió, diciendo: - Estoy dispuesta, pero recordaré que la tortura está abolida. - Sí, la suprimí para los demás - dijo el rey con una sonrisa -, pero no para mí. |
Yo le recuerdo el amor a los hombres, el amor a la igualdad. Usted marcha sobre los pueblos para besar la mano de la reina y yo coloco a las reinas a los pies de los pueblos para elevarlos siquiera un grado.
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¿De dónde le viene la audacia de preferir su principio al mío? ¿Usted defiende la realeza? ¿Y si yo defendiera a la humanidad?
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Ama a los que te desprecian, ama a los que te olvidan, ama a los que te engañan; es propio de las grandes almas ser traicionadas en sus grandes afectos.
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¿Cuál de los siguientes libros fue escrito por Gustave Flaubert?