Aventuras de un oficinista japonés

Está novela gráfica me ha resultado de lo más divertida, además de intensa. Me he reído bastante pensando en que el protagonista tal vez, dejándose llevar por la misma rutina que a todos nos ataca a veces, desea en muchas de sus páginas no haber salido ni de trabajar, o ya ni de la cama.
Muchos detalles con los que leer dos veces la historia resultarían nuevas, pequeñas historias entremezcladas con la principal (la de los cerebros ha sido curiosa), y gags, muchos gags, además de buenas ilustraciones que convierten esta historia gore, dramática, intensa, divertida e intrigante en imprescindible para quienes disfrutan de este tipo de novelas. Y el detalle final, de las narraciones de página por página, convierte una tercera revisión en otra aventura más.