Una temporada para silbar podría bien leerse en muy pocos días. No obstante, una lectura pausada ha conseguido que disfrutara el doble de este libro. Y es que la narrativa del autor es más bien sencilla, pero no os dejéis llevar por la sencillez: la profusión de detalles y de personajes ha sido un punto a su favor. No se puede decir que los capítulos sean cortos pero tampoco son demasiado largos. Quizá en algún momento he tenido que parar a mitad de capítulo lo cual no me gusta mucho pero es fácil encontrar y reconocer por dónde vas en la historia, ya que se trata de una historia en general bastante lineal en el tiempo. La historia de la familia Milliron es a la vez tierna y divertida. En bastantes ocasiones me ha llegado a sacar alguna sonrisa. Además el autor consigue que te encariñes con todos los personajes, incluso con el niño más bruto del colegio. Y es que después de conocer a todos los alumnos del colegio de Marias Coulee ya estás esperando alguna de sus muletillas o de sus comportamientos típicos, lo cual siempre resulta divertido, y te hace sentir una más entre el alumnado. Aunque el narrador de esta novela es uno de los hijos de la familia, Paul, y nos habla desde su adultez, nos cuenta sus recuerdos de niño con ese lado tierno que algunas personas llegan a perder. de ahí su originalidad narrativa que te transporta a la infancia en un momento. Sin querer desvelar mucho más del libro me gustaría recomendarlo, y que cada uno descubra por sí mismo las maravillas de la familia Milliron. + Leer más |