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La ballena perdida de Hannah Gold
Nadie puede salvar el mundo por sí solo. Pero juntos puede que tengamos una oportunidad
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El último oso de Hannah Gold
Muchas veces los detalles no importan, lo que cuentan son los sentimientos que hay detrás.
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El último oso de Hannah Gold
¿Es que no lo ve?, no se trata de usted o de mí o de quién ha derretido los casquetes. Es cosa de todos nosotros. Y si no hacemos lo que podamos por ayudar, muy pronto no quedará ni un oso polar.
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La ballena perdida de Hannah Gold
Había llegado el gran momento. Aunque no tenía ninguna garantía de ver a Morro Blanco, a Rio se le aceleró el pulso y sintió de repente el deseo imperioso de que su madre estuviera con él. Era una sensación tan poderosa que tuvo que agarrarse a la barca. Y, aunque su madre no estaba con él, él si que estaba. Sería los ojos de ella.
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La ballena perdida de Hannah Gold
... sintió esa horrible corriente de culpabilidad que le invade a uno cuando no ha sido tan bueno y amable como debería.
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La ballena perdida de Hannah Gold
Era como cavar un agujero e ir retirando roca tras roca hasta llegar a algo oscuro y sombrío. Un lugar al que Rio casi nunca quería acceder, por miedo a ahogarse en él. Y, sin embargo, a medida que las palabras abandonaban sus labios y salían a la luz, sentía como si le quitaran un gran peso del pecho.
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El último oso de Hannah Gold
Los tiempos han cambiado. Quizás sea el momento de que nosotros cambiemos también.
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El último oso de Hannah Gold
Los animales son así de listos. No listos como para conseguir un título universitario, no probaría ni un examen; pero sí saben leer el mundo —y a la gente que vive en él— de forma diferente: lo leen con sus sentimientos.
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La ballena perdida de Hannah Gold
A veces la vida real no va como nos gustaría, pero eso no significa que tengamos que rendirnos, sino que tenemos que intentarlo con más fuerzas aún.
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¿Quién escribió la saga?