Hermanos de alma

Por recomendación de mi amiga Miriam me animé a coger este libro de la biblioteca de un autor francés de origen senegalés que no conocía pero que parece haber ganado unos cuántos premios nacionales.

El libro nos sitúa en la Primera Guerra Mundial, a la que dos amigos de origen senegalés son enviados para combatir en el bando francés. Durante una de las maniobras, Mademba se acerca a un caído pensando que está muerto, pero este consigue rajarle el vientre con su bayoneta y huir. al ver a su hermano de alma malherido, Alfa le rescata y le lleva a la trinchera, aunque Mademba le pide tres veces que le mate, que no quiere seguir sufriendo. Alfa se niega, no se ve capaz de matarle, pero una vez muerto se arrepentirá de no haberle aliviado de su dolor, y será su propia culpabilidad la que le lleve a buscar al soldado alemán de ojos azules que mató a su amigo.

Desde ese momento se convertirá en una sombra nocturna que viajará a la trinchera enemiga para cobrarse víctimas. A cada uno de ellos les rajará el vientre y les cortará una mano que se llevará como trofeo por su hazaña. al principio sus compañeros le admiran y elogian, pero cuando le ven llegar con la tercera mano empiezan a temerle, le tachan de brujo devorador de almas, pero nadie consigue encontrar las manos que Alfa guarda en su haber para recordar la muerte de Mademba. Enviado a la enfermería y puesto a disposición de un psiquiatra, Alfa contará su historia y cómo su alma y la de Mademba quedaron unidas para siempre.

Una lectura potente, que pone los pelos de punta con el realismo de sus descripciones, que consiguen plasmar el horror de la guerra y el sinsentido del día a día de los soldados.

Uno de los mejores libros sobre la guerra,
literatura de verdad,
una lengua que da belleza a la incantación maniática,
una total corrección del punto de vista adoptado, ¡qué éxito!

Alfa (el narrador de este monólogo obsesivo) y Mademba eran "hermanos de alma". Alfa no fue capaz de acortar el sufrimiento de su "más que hermano" destripado ante sus ojos. Obsesionado por esta culpa, llevará para siempre en su cabeza las entrañas y el cuerpo de su compañero , y para aliviar este peso va a inventar un ritual de matanza de los soldados alemanes que lo hará rápidamente marginal e inquietante a los ojos de los otros combatientes por Francia.

(Pero, ¿quién es el "bárbaro"? ¿El que se ha vuelto loco o los que desvían la cabeza ante la destrucción psíquica de los soldados víctimas de esas guerras insensatas?)

Alfa y Mademba son hermanos de alma. Ambos del Senegal, son llamados durante la Primera Guerra para pelear por Francia. En batalla bajo esa bandera, Mademba es herido de muerte y Alfa es testigo de cómo sus entrañas quedaron afuera de su cuerpo. También es testigo de sus súplicas y su agonía. Esta muerte, la de su hermano de alma, lo lleva a la locura y a actuar sembrando el pánico incluso entre sus propios compañeros, como una encarnación de la gran carnicería de la guerra. Su cabeza ya no para entre los recuerdos de África y la aceptación de una honestidad profunda que le permite reconocer lo que antes no se atrevía.

En el escenario de las trincheras de la Primera Guerra Mundial, Ifa Ndiaye, un soldado senegalés combate junto a su amigo Mademba Diop en uno de los regimientos del ejército francés. A medida que avanza la contienda, Mademba le suplica que lo mate y acabe con su sufrimiento, incapaz de cumplir con la última voluntad de su compañero y hermano, Ndiaye se introduce cada noche en las trincheras enemigas para matar a un soldado francés, cortándole una mano y guardándola como trofeo.
Una novela sobre los miedos y mitos de la guerra, la brutalidad, la violencia y el racismo. Un ejemplo de la metamorfosis del ser humano en tierra hostil, aderezado con gran parte de los elementos que componen la narrativa africana. En sí misma no es una novela histórica, ni un ensayo belicista, ni tan siquiera un texto que cuente con subtemas tan interesantes como el neocolonialismo o el uso militar de las colonias africanas en la Primera Guerra Mundial, pero siendo un texto tan centrado en crear un ambiente cargado de misticismo consigue desarrollar una psicoesfera óptima para atraer al lector en algunos tramos.
No la considero una novela para todo el mundo, ni es un libro que vaya a recordar dentro de 30 años, pero sí que la recomendaría para aquellas personas que disfrutan leyendo textos bélicos novelados, o que les atraiga la antropología.
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El primer capítulo ya me puso los pelos de punta. Se trata, en general, de una novela breve pero impactante, en ocasiones un poco gráfica, en la que la guerra y sus horrores sirven como hilo conductor para profundizar en temas como la amistad, la culpabilidad o la identidad.