La vida verdadera

Es imposible que este libro te deje indiferente, lleno de ternura, de crudeza y con ciertas dosis de humor. Muy completa para tan pocas páginas. Adictiva desde la primera página, inesperada y sorprendente en cada capítulo.
Una niña de 11 años nos cuenta su vida en una casa, en un residencial llamado Demo. “Una casa de 4 habitaciones, la suya, la de su hermano Gilles, la de sus padres y la de los cadáveres.”
Un padre agresivo, iracundo, una madre ausente, demasiado borrada como para hacerse notar, y un hermano pequeño dulce e inocente que tras un accidente cambiará para siempre. Y con él, la vida de nuestra protagonista.
En la habitación de los cadáveres una exposición de animales disecados cazados por su padre, y la sonrisa de la hiena que preside la estancia.
Adeline con su forma de escribir te envuelve en ese ambiente de angustia, tensión y violencia, contados desde la voz de una niña demasiado madura para su edad y que muy pronto aprenderá aspectos muy desagradables de la la vida. La vida verdadera.

No es fácil ponerse en la piel de un niño y contar desde allí la realidad. La visión del niño es mágica, tierna y esperanzadora. Pero hay realidades que sólo pueden ser contadas desde ese lugar, o la narración resultaría demasiado terrorífica.

Adeline Dieudonné consigue ponerse en la piel de una niña de once años que sobrevive gracias a la sonrisa de su hermano pequeño. La sonrisa de Gilles "puede curar todos los males" y son muchos los males a los que se enfrentan ambos hermanos.

"La vida verdadera" es la historia de un maltrato familiar visto desde los ojos de una niña que trata de proteger a su hermano, comprender por qué su madre ha quedado reducida a poco más que una "ameba" y plantar cara al "depredador" al que llama padre.

Además de la sonrisa de Gilles, cuenta con armas de niña: el entusiasmo por el conocimiento, su admiración por Marie Curie, el Delorean de Doc y sus incipientes emociones adolescentes. Enfrente tiene a la barbarie, el afán de dominio, el desprecio por la mujer por el mero hecho de serlo...un cazador en busca de una víctima.

¿Alcanzará la vida verdadera?

La escritura de Dieudonné emula la mirada mágica, tierna y esperanzadora de la infancia, consiguiendo que ésta, su primera novela, se haya convertido en un fenómeno literario en Francia y en Bélgica.

Breve, intensa, te golpea con fuerza cuando menos te lo esperas. Narrativa en primera persona sencilla y sublime al mismo tiempo. Se lee en una tarde y del tirón, sin frenos. Pese a su final quizá demasiado abrupto, la historia cala; cuando parece que no pasa nada, la autora se encarga de que la confesión íntima de su protagonista cobre fuerza en forma de un mazazo que te pilla por sorpresa. Te limitas a seguir, con el corazón encogido por la extrema dureza de según qué situaciones. Una muy buena lectura con garra, que atrapa y que llega.

Me ha gustado mucho

A veces te encuentras una auténtica joya.