La vida verdadera

Un libro dual en todos sus aspectos: duele y acaricia, susurra y grita. Es violento y tierno, inocente y macabro, sencillo y grande.
Se lee de una sentada; no te suelta. Lo que comienza como la anécdota sencilla de una niña, termina siendo la historia brutal de una familia, cuyos niños fueron obligados a renunciar a la infancia. Digo obligados, porque el dolor no hace el mismo espacio para todos, hay quien lo canaliza engañando la realidad, hay quien se hace monstruo para dejar de ser víctima.
Esta niña que de tan desposeída, ni nombre le dio la autora, vive momentos desgarradores que la llevan a una única misión: defender a su hermano pequeño de lo que se estaba convirtiendo. Un niño, que tras un aislado suceso, cambió de la noche a la mañana. Ese suceso fue la catapulta hacia el mundo de la tragedia: cada día vivir en su casa era un infierno junto a un padre abusador y una madre sumisa.

Prefiero leer feelgood, misterio, cozy o histórica, pero he de reconocer que lo que me dejó "enganchada" fue el estilo trepidante de esta opera prima. Oh la la !!!!! Bravo !!!
Esta autora me delegó a un rincón, me apaleó, fui consciente, y me dejé, tal cual los personajes de su historia. ¡Qué libro! ¡Qué estilo! ¡Cuánto ingenio! ¡Qué manera de "colocar" las cosas para hacerlas ciertas! Estuve en la mente de esa niña hasta el final, y sentí cada una de sus vivencias. En medio de una historia tan dura he sentido la ternura. Sentimientos excluyentes que se establecieron a la vez, algo así como un empujón y un abrazo. Tal es la calidad de su pluma. Personajes bien estructurados, historia bien hilvana, elipsis nada notorios, y un ritmo...¡Oh el ritmo! Lo mismo que subirse al juego de Batman en un parque: ágil, de cabeza, temerario: Me tuve que agarrar.

Aplaudido y reverenciado. Lo siguiente que haré es buscar que más has escrito querida Adeline. Mereces estar en la estantería de todo el que aprecie la buena literatura.

Este libro es de los mejores que he leído este año.

Creo que tardaré días en asimilar está lectura tan, brutal, tan salvaje. La historia de una niña de once años, marcada por presenciar junto a su hermano y. macabro accidente, que cambia el rumbo de sus vidas, y el empeño de la niña por volver atrás, por deshacer lo vivido.

Sin embargo, lo que más me ha impresionado de este libro es la historia familiar, la violencia, el miedo, el mundo de presas y cazadores. Lo acabo de terminar y tengo una presión en el pecho que creo que tardará en irse. Me ha dejado mal cuerpo y, sin embargo, recomiendo este libro intensamente.

Este libro forma parte del recorrido #elmundoen80libros. Lo empecé y el principio me pareció tierno. Una niña narrando su historia y la de su familia. A través de sus ojos, observaciones y pensamientos conocemos a su padre, a su madre y a su hermano pequeño, Gilles. También, nos cuenta como es la urbanización donde viven, la Demo, y la casa que tiene cuatro habitaciones: la de sus padres, la de ella, la de su hermano y “la de los cadáveres”, ocupada por los trofeos de caza de su padre.
La niña, que es anónima, no conoceremos su nombre, se preocupa por su hermano y buscará la felicidad de este. Juntos, esperan cada día la llegada de la camioneta de los helados mientras juegan entre coches abandonados o visitan a Mónica.
Un día cualquiera, todo cambia por un accidente. A partir de ahí, la narración cambia, se vuelve más oscura y nos topamos con otra realidad, una muy salvaje. Es un libro con una temática dura, pero, muy interesante. La verdad es que te deja locx. Te asombra hasta dónde puede llegar el ser humano.
Un libro que me ha encantado y que no conocía. Me dejó alucinando. La verdad es que te lo lees en nada. Puedes leerlo entero o puedes ir haciendo pequeños parones, aunque quieres saber qué deparará esta historia.

“Mi madre había desperdiciado su vida. No sabía si existían las vidas exitosas, ni siquiera sabía qué significaba algo así, pero sabía que una vida sin risas, sin alternativas y sin amor era una vida malgastada” ~ La vida verdadera de Adeline Dieudonné.

Una niña de 11 años narra su vida durante cinco años. Vive en un ambiente tristón marcado por los malos tratos pero ella se aferra a su hermano de seis años y a unos cuantos hechos como la llegada por las tardes del camión de los helados. Un día un suceso cambia sus vidas, su hermano se aleja de ella y comienza a cobrar conciencia del ambiente de maltrato familiar en el que vive.

Una maravilla de menos de 200 páginas que de cuece a fuego lento. En el trasfondo, los malos tratos, las humillaciones, el machismo y dentro de la luz, la apuesta por la educación, la ciencia y la independencia de las mujeres. Qué sea cortito es la única pega que le pongo porque hubiese vivido más al lado de esa niña que va creciendo y lo hace con una fuerza interior que me ha encantado.

“La vida verdadera” no solo ha cumplido con mis expectativas, sino que las ha superado. Me ha gustado muchísimo y si no lo doy cinco estrellas ha sido porque se me ha quedado algo corta en lo que a algún personaje importante se refiere, aunque no ocurre lo mismo con la protagonista de la novela, una anónima niña de diez años cuando comienza el libro y una bonita joven de quince cuando lo terminamos.

Ella será la narradora de esta historia que transcurre a lo largo de seis veranos. Durante el primero de ellos tanto ella como su hermano Gilles, cuatro años menor, serán testigos de un hecho que los deja en shock, sobre todo al niño que se va encerrando en sí mismo. Nuestra protagonista cree haber encontrado la solución para que su hermano vuelva a ser como era y no duda en hacer todo lo posible para ponerlo en práctica, para ello buscará la ayuda de Mónica, a quien considera un hada y que vive en el bosque cerca de su casa (una de las partes que me ha parecido más emotiva de este libro es un pequeño desengaño que la niña sufre con Mónica y que para ella es como una bofetada).

Mientras los veranos pasan ella nota que Gilles se va alejando de su lado y acercándose mucho más a su padre, un auténtico depredador y un maltratador de manual obsesionado con viajar por el mundo cazando animales que colecciona disecados en una habitación de casa, pero ella no se rinde. También contará con la ayuda de un profesor de física con quien dará clases particulares (a escondidas de su progenitor). Mientras tanto a su madre la considera una simple "ameba", una mujer que no sonríe, obediente, sometida, callada... ¿Puede haber algo más triste que pensar que tu madre es solamente eso?

La verdad es que esta es una preciosa novela, que como ya comenté en Instagram, me ha parecido terrible por lo que cuenta, pero maravillosa por cómo lo cuenta. Hay un episodio dentro de esta historia en concreto que es terriblemente duro y que dejará una huella tremenda en la niña.

"La vida verdadera" es la historia del crecimiento de esta niña, que desde luego no espera que sus padres se ocupen ni de ella ni de su hermano y a lo largo de los años descubrirá cómo es de verdad la vida. Se enfrentará al miedo, a la decepción, a la tristeza, a la muerte, pero también encontrará espacio para el amor y la esperanza.

Es una novela que golpea y a la vez conmueve, angustiosa y optimista a la vez. Una historia que provoca emociones en el lector y eso siempre es maravilloso. A mí me ha gustado muchísimo.

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Hacia tiempo que no leía un libro tan salvaje, ha sido una lectura que te puedes leer de una sentada, pero hice varías pausas largas para asimilar lo que leía, ya que había momentos que me costaba seguir por la crudeza que muestra en algunas acciones. Lo que más me ha gustado de este libro es que no te deja nada indiferente.
Se trata de una historia oscura, narrada desde el punto de vista de la inocencia de una niña de diez años, que tras haber presenciado junto a su hermano un accidente bastante macabro, se obsesiona por modificar su percepción del mundo, queriendo así inventar una máquina del tiempo para volver atrás en el tiempo y no vivir la pesadilla que vive en el presente.
A lo largo de la novela conocemos cómo convive con su familia, que consta de un padre cazador y maltratador, con el que somos testigos en primera persona, y a través de duras descripciones, de como ataca a su madre con gran violencia tras episodios bastantes impactantes.
Tras el desagradable accidente del que también es testigo el hermano menor de la protagonista, el pequeño Sam, comienza a mostrar señales de convertirse en otro maltratador similar a su padre, por lo que la chica, se obsesiona por cambiar el rumbo de su vida y así proteger a su hermano.
En resumen, un libro conmovedor que no es para todos los públicos, y que compré sin haber leído ninguna opinión. Un libro al que no sabía ni que nota ponerle; por un lado me daban ganas de dejar el libro por tanta brutalidad, pero por otra, por la forma con la que está escrita y saber como acababa esta historia, una vez adentrada en ella, hace que te enganches.
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Maravilla condensada en poco menos de 200 páginas. Asistimos al relato aparentemente inocente de una niña sin nombre que, sin previo aviso, nos sumerge… no, nos zambulle, en una espiral de acontecimientos que se oscurece más y más con cada capítulo… Es una historia de lucha, superación y supervivencia. de cazadores y presas. de una brillante luz que quiere huir de las tinieblas. de crecimiento y entrada en la adolescencia. de amor y de odio. de justicia.

Me ha dejado sin palabras. Tenéis que leerlo. No digo más.

Llegué a este libro intentando huir de lo mismo de siempre y acerté de lleno al elegirlo. Es una historia cortita que no llega a 200 páginas, pero que he disfrutado muchísimo. Una historia contada en primera persona por su protagonista, una niña de 9 años, sin nombre. Esta niña nos irá contando su día a día desde su punto de vista ingenuo, inocente y fantasioso. A lo largo de sus pocas páginas iremos viendo como su modo de ver las cosas va cambiando según va creciendo.
Este libro me ha impactado, me ha hecho reír, me ha emocionado,me ha intrigado y hasta me ha hecho pasar un poquito de miedo.
La historia de esta niña es desgraciadamente la historia de muchas niñas y muchas mujeres todavía hoy en día, pero me ha encantado la forma en la que la cuenta. Me ha recordado un poco a Mejor la ausencia de Edurne Portela, salvado las diferencias, claro.
Sin ser del estilo a lo que estoy acostumbrada a leer, pasa a ser una de mis mejores lecturas del año.

Este libro es una trampa y nosotros apenas un orgulloso animal herido que deja de ser inocente cuando advierte que la muerte forma parte de la vida y que su presencia es siempre un aviso. Partiendo del supuesto de que como lectores somos ingenuos y permeables a las palabras de los escritores, Dieudonné en sus primeras páginas nos ofrece el relato en primera persona de una niña que intenta sobrevivir a una familia estructurada en silencios dolorosos.

Lo que en ese principio se nos muestra como una narración sobre la convivencia, tras un acontecimiento inesperado se convierte en una cacería. En muy pocas páginas dejamos de leer con amabilidad para pasar a leer con avidez. La novela tiene el don de mantenerte completamente absorto y entregado sobre todo en los momentos donde la prosa pasa a adentrarnos en la violencia y el miedo (entendido como la certeza brusca de que tú también puedes ser una víctima).

Además, revela una condición humana que no entiende de edades ni roles familiares, el hecho irrevocable de que la rabia proviene del abandono, de la falta de amor. Amor y esperanza actúan como hilo conductor de los actos y pensamientos de una protagonista lúcida y madura para su edad.

Lo negativo de una lectura fugaz es lo rápido que se desvanece, lo positivo es que el eco de la explosión que provoca permanecerá durante bastante tiempo.

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«En casa había cuatro habitaciones. La mía, la de mi hermano pequeño Gilles, la de mis padres y la de los cadáveres».

Cuando la violencia es tu compañera de juegos y arrasa cualquier sentimiento, la mente de un niño tiene dos opciones: refugiarse en la infancia y luchar contra la realidad, o rendirse a la evidencia y transformarse en un monstruo más. Lo primero desaparece cuando el truco se hace visible, y para lo segundo nadie nos prepara.
Los adultos poseemos, buscamos o inventamos mecanismos de defensa que nos alejan del dolor durante algún tiempo. Pero los ojos de una niña observan, retienen y convierten el miedo en algo cotidiano, convirtiéndose en el origen del mal. El amor nos hace libres, y la necesidad de salvarte queda relegada a un segundo plano en el momento en el que, el que necesita ser salvado, es un niño de seis años que duerme en el cuarto de al lado. Es entonces donde comienza una carrera contrarreloj para salvar a tu hermano, para salvarte a ti.

«Además de la caza, mi padre tenía dos pasiones en la vida: la tele y el whisky. (…) Mi madre no sé si existía antes de encontrarlo a él. Debía de parecerse a una forma de vida primitiva, unicelular, ligéramente traslúcida. Una ameba. Y con los años pasados junto a mi padre aquella poquita cosa se había ido llenando de miedo».

Este libro es una trampa y nosotros apenas un orgulloso animal herido que deja de ser inocente cuando advierte que la muerte forma parte de la vida y que su presencia es siempre un aviso. ¿Qué puede resultar más terrorífico, que cuándo el horror proviene de lo familiar, de lo conocido?

«Mi realidad se había desintegrado. Un pánico salvaje empezó a asfixiarme. Me habría gustado que alguien, un adulto, me cogiera de la mano y me llevara a la cama. Que me dijera que habría un mañana y luego un pasado mañana, y que mi vida volvería a tener cara y ojos. Que la sangre y el terror pronto se diluirían.
Pero no vino nadie».

'La vida verdadera' de Adeline Dieudonné atrapa desde la primera línea, una novela voraz y arrolladora que empieza como un cuento y que esconde una historia tan profunda y dolorosa, a la vez que ingeniosa e hipnótica, que te abraza y no te suelta. Una historia palpitante, con las dosis precisas de ternura, que permanecerá contigo... después de cerrar el libro.