No he podido negarme cuando una niña de sexto de primaria me ha venido con este regalo, con los ojos brillantes de la emoción gritando: “¡Te va a encantar!”. Bueno, aunque a ella le diga que o está mal, porque no se me ocurriría destrozar las ilusiones de una pequeña lectora, a vosotros os puedo decir que no me ha encantado precisamente, ahora que nadie nos oye, me ha parecido un auténtico rollo, que he estado a punto de dejarlo varias veces, pero la imagen de la cara de la niña cuando me lo dio me hacía seguir leyendo. Escrito en tercera persona, conocemos a Tilja, una adolescente que no puede sentir la magia, al contrario del resto de las personas que la rodean, a la que se le encarga, junto con su abuela (¿en serio no había nadie más?, a por magia la única que no sabe nada de ella y una abuela con dolores en los huesos) un viaje en busca de un mago legendario que puede ayudar a su pueblo. En el camino van a conocer a personajes variopintos que no logran hacer más divertida la trama, que se convierte en un círculo vicioso: personajes – enemigos - se liberan – vuelta a empezar. Pero si hasta la relación que tienen los personajes entre sí me ha parecido demasiado fría, como si no estuvieran unidos en una misión en la que está en juego no sólo su propia vida, también la continuación de sus respectivos pueblos. Esto es entendible entre dos desconocidos, pero ¿entre abuela y nieta? No he encontrado ni una sola palabra de cariño entre ellas, hasta el capítulo final, de hecho, Meena llama niña siempre a Tilja. Me he desconectado varias veces mientras leía, son capítulos muy largos en los que solamente se detalla casa rama de árbol que ven. Me ha resultado aburrido y estoy segura de que si lo hubiera leído siendo más joven, no hubiera tenido mejor resultado. No voy a aconsejar esta lectura, a nadie, de ninguna edad. + Leer más |