Aníbal. Enemigo de Roma

Dicen que las comparaciones son odiosas. En especial para quien sale perjudicado.

Confrontar esta obra con la de Posteguillo es fácil de retratar: don Santiago es el moreno del WhatsApp y Ben kane un común mortal. En ambos casos la "masculinidad" está por los suelos, pero con significados bien distintos.
Uno da sobradamente la talla y al otro no hay por donde cogerlo.
El pollón y el micropene.

¿Papá, qué lees?
El primer libro de una trilogía sobre Anibal Barca.
Ah, y claro cuenta la vida de ese señor, ¿no?
No. ( cara de me estás vacilando)

Hasta la persona con menos luces que pueda habitar este planeta y otros por conocer, es capaz de llegar de forma rápida a la conclusión de que una trilogía con nombre de un personaje histórico va, de ese señor.
No hacen falta ejercicios de verano ni exámenes de recuperación.
Micropene y lumbreras.

Y claro, empiezas a leer...te encuentras a dos adolescentes cartagineses que van a pescar en su barquita. Capturan cuatro truchas y lo celebran con vinito. Más borrachos que el cura de mi pueblo se echan a dormir la mona y cuando despiertan...¡ohhh! Están perdidos en alta mar, no amarraron la barca.
Aquí es cuando me da por cantar aquello de "un barquito, con cascara de nuez"

240 páginas después, (evito contar lo que ocurre con estos dos, por si os atrevéis, pero sigue narrando su viaje) aparece Anibal. ¡Milaaaaaaaagro!

El hombre del pene invisible ( el autor) presenta a un Anibal en el asedio de Sagunto( Ciudad romana, a 25km de Valencia) que parece haber despertado de la siesta y no sabe muy bien si está en campaña, en Cartago o haciendo popó. La caricaturación del personaje es simplemente lamentable.

La novela vuelve de nuevo a los dos inútiles, digo adolescentes con un argumento marca de la casa, y sí, entre medias, algún elefante famélico en su famoso paso por los Alpes, y batallas reducidas a riña de patio de colegio.
Motivo de divorcio.

Quien me sorprendió gratamente en sus primeros libros sobre Roma, entra en bucle. Repite psicología y tipología de personajes y dramas a los que se enfrentan.

Podría incluso darle un aceptable, si como en su trilogía de " La legión olvidada" los grandes personajes históricos fueran secundarios, al fin y al cabo, la saga no se llamaba Julio César y tiene sentido. Pero convertir en actor de reparto al protagonista en su propia historia...inaceptable.

Eso sí, hemos tenido una separación amistosa...el se queda con sus libros y yo...
Con mi tiempo.
Tanta paz lleves...