El destino de Niall

(…) Ya había muerto, ya había sido un fantasma... Ahora quería probar cómo era estar vivo.

(…) no puedes hacerte una idea de la manera en que has llenado mi corazón. Creo que toda mi vida ha estado vacío por algo, Niall. He crecido sin nadie que lo ocupara porque ese hueco era para ti. (…)

(…) Sabía que Niall era como una estrella fugaz cruzando por su cielo particular. Brillaría solo un momento, podría soñar con él mientras su luz la iluminara, pero después... Después quedaría únicamente la noche oscura. Su tiempo juntos expiraría. Y ella tendría que conformarse con su prometido, y olvidar que una vez hubo un hombre que había despertado en ella tantos sueños prohibidos.

(…) No podéis matarme. Los que odiáis a mi familia no podéis acabar conmigo... Yo siempre vuelvo, y volveré una y otra vez para protegerlos, sin importar el coste personal que me suponga.

—¿Cuántas veces me vas a pedir que te envíe a la muerte? —preguntó, levantándose de la silla que ocupaba.
Niall esbozó una sonrisa al escuchar su tono. Había en él más reproche que desesperación. Y eso quería decir que ya lo estaba regañando por lo que iba a hacer.
—Las veces que sean necesarias, mi querida Marie, hasta que Meggernie esté a salvo.

—Tú eres un hombre honorable y yo una dama que se debe a su familia —susurró ella, dejándole ver una sonrisa que no le llegó a los ojos—, ninguno de los dos tenemos la opción de escapar.

—Mi hermano ha vuelto —susurró Malcom, emocionado—. Mi hermano ha vuelto...

—Tú y yo, Rosslyn. Lo que pudo haber sido si yo no tuviera honor y tú no te debieras a tu familia.