Ahora es un animalito adorado, consentido, que se ha vuelto tiránico, pues sorprendo las implorantes miradas de la señorita intentando hallar un pretexto para que llegue hasta ella, a lo que esa cabeza de chorlito responde con caprichosos movimientos de cabeza y ojos divertidos que indican un no. Decididamente, la pelirroja se ha convertido en su esclava.
|