Imaginen cómo sería vivir en una casa repleta de salas inmensas. Habitaciones llenas de estatuas de tamaño monumental. Estancias que parecen infinitas, que dan paso siempre a otra más de características similares pero en las que no hay dos estatuas iguales. Un lugar en el que, además de aves y peces, solo hay un habitante más a parte de ti. Un sitio en el que las mareas golpean las paredes y con sus subidas pueden arrasar todo. Ese escenario de ensueño es el que nos presenta
Piranesi, de
Susanna Clarke, el regreso a las librerías de la autora de Jonathan Strange y Mr. Norrell ,y otra de las obras que deseaba compartir con ustedes durante el #LeoAutorasOct.
«La Hermosura de la Casa es inconmensurable; su Bondad, infinita».
Describir este libro sin arruinar la experiencia lectora con spoilers es muy complicado, pero haré el intento. Esta es la historia de nuestro narrador,
Piranesi, aunque ese realmente no es su nombre. Es solo la manera en la que el Otro lo llama. En esa casa inmensa y aparentemente infinita solo hay dos habitantes vivos:
Piranesi y el Otro. Un científico con el que nuestro narrador se reúne un par de veces a la semana y al que ayuda con su investigación, esa que busca encontrar entre las infinitas salas «El Gran Conocimiento Secreto».
A través de sus diarios, iremos descubriendo paulatinamente más sobre ese enigmático lugar, la Casa, que para
Piranesi es el mundo, pues no conoce absolutamente nada más. Solo sus salas, las mareas y las estatuas. Esas que está dispuesto a catalogar en sus diarios, aunque son tantas que parece una tarea imposible. Esa casa está compuesta por tres niveles diferentes: los superiores, que están repletos de nubes y le proveen el agua dulce que necesita para vivir; las inferiores, inundadas con mareas que le proporcionan los peces y las algas que come, y las salas intermedias, esas donde él, las aves y el Otro habitan. No hay nada más.
«¿A quién de los dos le falla la memoria, a él o a mí? ¿Es posible que el Otro de hecho recuerde conversaciones que nunca tuvieron lugar?».
Pero su realidad, la Casa y las quince personas que existen en su mundo (
Piranesi, el Otro y los huesos de otros trece seres humanos que nuestro narrador ha encontrado en diversas estancias, y a los que venera y les lleva ofrendas), se empezará a tambalear cuando aparezca una persona más. El temido 16, un enemigo que según el Otro quiere acabar con la cordura y la vida de
Piranesi y al que le pide que evite por todos los medios. Aunque la curiosidad de nuestro protagonista y sus ganas de conocer a alguien más lo pondrán quizás en un peligro que no puede ni imaginar.
Me gustaría destacar la cuidada traducción de
Antonio Padilla Esteban y el maravilloso relato exclusivo que incluye la edición que salió a la venta en la Librería Gigamesh, que además cuenta con una portada alternativa en negro (que me encanta).
«Quizás es lo que sucede cuando estás con otro, incluso con otros a los que puedes admirar enormemente, pero que hacen ver el Mundo de una forma en que preferirías no verlo».
Una casa infinita, estatuas, memoria, soledad, laberintos, secretos…
Piranesi, de
Susanna Clarke, es una novela preciosa. Aunque en un principio el libro no es amable con el lector, pues las primeras páginas pueden ser un verdadero desafío por lo extrañas que nos parecen en un primer momento las descripciones de las ubicaciones de la salas y su numeración, vale totalmente la pena el esfuerzo. Entre esas estancias interminables y sus gigantescas estatuas hay capas y más capas de lecturas (y más de una referencia literaria). La ternura que nos despierta la inocencia de nuestro protagonista solo es comparable con las ganas que tenemos luego de descubrir qué secretos esconde la Casa. Si están buscando una lectura de las que no se olvidan, dadle una oportunidad.
¿Han leído
Piranesi? ¿Les llama la atención?
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