Imperfectas navidades

Sé bien que, cuando no puedes hacer nada para subir una situación, lo mejor que puedes hacer es buscar la manera de sacar provecho de ella.

El tiempo está haciendo de las suyas, me roba los días con ellos y a veces… a veces siento que podría volverme loco solo con imaginar el final.

Eso es lo más complicado de ser padre: ver que tus hijos van directos a estrellarse y no puedes hacer nada por evitarlo porque, por más carteles luminosos que les pongas indicándoles otro camino, no quieren verlo.

Por unos momentos me pregunto hasta cuándo va a doler su pérdida, pero tardo poco en darme cuenta de la realidad: cuando pierdes a los pilares de tu vida, aprendes a vivir sin ellos, pero no sin el dolor que te provoca su ausencia, sobre todo en fechas como estas.

Tú no tienes la suerte de tenerla en tu vida, pero yo... yo sí, y esta vez no pienso desaprovechar un regalo tan increíble como ese.

Lo mejor de la familia no es la casa en la que se viva, los regalos, las notas o los logros profesionales. Lo mejor de la familia es estar con ella un día cualquiera, cuando no hay noticias, en apariencia, charlando por charlar, solo porque estás donde debes, sin importar nada más.