Solos, caminando por este desierto, con las estrellas como único testigo de nuestros secretos.
|
Solos, caminando por este desierto, con las estrellas como único testigo de nuestros secretos.
|
Tú… Tú me importas. Posiblemente, seas la única persona con la que puedo ser yo mismo en este lugar.
|
Hay personas que nacen con algo terrorífico dentro. Una mayor tolerancia al mal. Como si necesitaran alimentarse de desgracias e infamias para sobrevivir.
|
Jamás me imaginé que un abrazo podía significar tanto. Jamás pensé que un puñetero abrazo pudiera cambiarlo todo. |
Mi habitación era mi refugio; el lugar en el que me quitaba la máscara de niño chulo y rebelde para mirarme en el espejo y lidiar con quien verdaderamente era: un chaval asustado, perdido y enfadado con la vida.
|
-No hay cosa que me dé más pereza que los trofeos y diplomas de un hombre blanco heterosexual de la generación de mis padres. ¿Sabes qué simboliza esto? Que la tiene pequeña.
|
Siempre he querido pasar desapercibido, no llamar la atención. Siempre he querido vivir tranquilo... Y me he comportado de la forma más sana para llegar a mi objetivo. Pero cuando llegas a un punto en el que lo has dado todo por todos y ves que la vida te sigue dando la espalda, te preguntas a qué mundo perteneces. ¿Qué he venido a hacer aquí? ¿Por qué me está tocando vivir todo esto? |
La gente se sigue sorprendiendo cuando se enteran de mi homosexualidad y lo convierten en una característica que hace que me defina. ¡Y no!
|
Siempre he sido una persona que ha defendido, luchado y creído en la igualdad. De tener una vida con las mismas oportunidades que un heterosexual, de poder enamorarme de un chico del mismo modo que mi hermano se enamoraba de una chica en el instituto, de poder conocer a alguien en una fiesta... pero formo parte de un colectivo minoritario. No tengo las mismas oportunidades que el resto del mundo para tener una vida normal. Por mucho que me empeñe en creer lo contrario.
|
-Supongo que no tengo la habilidad de ponerme una máscara y esconder tras ella el dolor -le confieso dejando que las lágrimas salgan de mis ojos. - Eso no es una habilidad. Es una maldición -me contesta sin soltarme-. Estamos acostumbrados a lidiar y expresar las cosas buenas que nos pasen, pero cuando algo nos duele, lo reprimimos. Y eso hace que te vaya consumiendo poco a poco por dentro. |
Novela de ciencia ficción, escrita por Richard Matheson, en 1975 se titula: "En algún lugar del _________"