Baron rampante,el

Italo Calvino: Nuestros antepasados: El barón rampante. Madrid: 2019. (Biblioteca Calvino). 228 páginas.
Pensar cómo encaja un texto dentro del inmenso mar literario, qué cualidades lo hacen diferente o parecido a otros y la necesidad de facilitar los espacios de estudio llevaron a clasificar la literatura en géneros. Quizá la obra genere ansiedad en el lector, esperanza, la más profunda melancolía o despierte el peor de sus terrores nocturnos. Desde la clásica repartición hecha por Aristóteles en su poética entre narrativas con características elevadas y bajas. Una de las preguntas que termina por hacerse uno es cómo nombrar lo que leo. Y al tratarse de un autor tan complejo como Italo Calvino las incógnitas no se hacen esperar.
Escuchamos mencionar que se adscriben dentro del género fantástico muchas de las narraciones de Italo Calvino, sin embargo, me resultaba extraña esta clasificación teniendo en cuenta los referentes de literatura fantástica con los que contaba mi acervo personal. Dentro de los cuentos que conozco siempre hay un ambiente siniestro y un ser u objeto que perturba la paz, suele tener características sobrenaturales o paranormales; pienso en autores desde Lugones, Poe, Quiroga, Dickens hasta Amparo Dávila. Siguiendo esta línea, los actantes dentro de la trama solían mantener una constante extrañeza por el fenómeno inexplicable que se les presentaba; no me parece que un Vizconde partido a la mitad, un hombre que decide vivir en los árboles por siempre o un caballero que sólo en el plano material sólo existe en su armadura: sean de lo más normal. Y para colmo a nadie parecen sorprenderle tales hechos y los personajes actúan con total naturalidad frente a los protagonistas de estas historias. Me hace pensar que se le acerca más a lo maravilloso o (fantasy) que propiamente a lo fantástico, ambientes donde gracias al pacto ficcional lo extraño y ominoso cambia de rostro para tomar la faz de la normalidad. Entonces queda preguntarse ¿pertenece la trilogía de nuestros antepasados a un género en específico?
¿Qué ocurriría si?... Es la incógnita que comienza muchos de los relatos fantásticos y el mismo Calvino lo confirma en el postfacio de Nuestros antepasados, escribir estas historias con una premisa rondando si cabeza: ¿y si un barón rampante?, ¿y si un caballero inexistente?, ¿y si un vizconde demediado? Es increíble en lo que puede desembocar una simple conjunción acompañada de la más grande imaginación y necesidad de romper la convencionalidad. Estas novelas anteceden a su estadía en el grupo Ulipo y ya son un claro ejemplo de la necesidad de Calvino por apartarse de lo establecido.
En la trilogía hay una convivencia de lo no natural con lo natural, creando un contraste que corrompe el orden de la realidad. La ruptura suele representar el problema central de la obra. En este caso es la obstinada conducta del propio Cosimo Piovasco di Rondò la que actúa como factor que corrompe la realidad, la filosofía de Cosimo viene implícita en su vida rampante. Un día sin más el suelo parece poco para los pies del baroncito y éste decide no volver a bajar de los árboles. Claro que no es imposible que un hombre decida vivir en los árboles por siempre, sin embargo, sí resulta insólito. Esta ruptura con lo tradicional es lo que lo hace especial, no habría historia sin la extraña obstinación de Cosimo por andar siempre entre ramas.
No es una simple historia de cuentos de hadas, hay ideologías, realidades, hechos históricos y psicologías de por medio. Ombrosia será un país inventado, pero vive las realidades más tortuosas al igual que cualquier otro: el hambre y la desigualdad marginan a sus habitantes, los bandidos saquean, la guerra tiene lugar y una aristocracia sínica que no ve más allá de sus narices. Cosimo como el hombre racional y del siglo de las luces se muestra cambiante en todo el relato, incluso muestra una filosofía propia. Tiene aventuras maravillosas persiguiendo al bandolero más buscado, cortejando señoritas, carteándose con los intelectuales de época, envejeciendo y muriendo con la más insólita despedida, digna de un personaje de su talle.
La genialidad comprende en adscribir los problemas humanos, existenciales o ideológicos dentro de un marco de referencialidad distinto al nuestro. Creando así nuevas realidades y posibilidades infinitas. Lo fantástico amplia los horizontes para crear panoramas que realzan los deseos ocultos de los hombres y pueden mostrar irrupciones filosóficas más allá de sólo una concepción del estado emocional que pueda causar en el lector. Existen narraciones fantásticas que como un cuadro impresionista causan una sugestión inmediata ante los espectadores, se forma a través del relato una perplejidad que acompañará al lector en cada paso. Así como aquellas más sutiles que construyen lo insólito de forma pausada.
En este sentido, tiene un poco de ambos, la imagen visual es la de este hombre pájaro, pero también hay una filosofía especial dentro del texto. Cosimo siempre afirma ante los que le cuestionan sorprendidos él porqué de su forma de vida, orgulloso el responde que estar en las alturas le ofrece otra perspectiva sobre todas las cosas. Logró retar al hado que no le prometía más que una vida sin sentido y frívola como el resto de su familia. Familia que ignoraba la vida que se desarrollaba más allá de su par de acres. Con un padre que se autodenominó Barón, sólo por título ya que no notaba que los carboneros se morían de hambre, que el Caballero Abogado sufría inmensamente recordando su pasado, que los incendios y lobos de vez en cuando acechaban a la comunidad.
Calvino afirma que la novela está plagada de personajes solitarios: desde Viola una bella y caprichosa marquesita de personalidad retadora, el difícil, pero verdadero amor de Cosimo; hasta una madre de militar ascendencia que veía el mundo con ojo de sargento, una hermana un poco desquiciada que disfrutaba de cazar ratones y cocinar platillos exóticos. Cosimo fue el único que: a diferencia de todos ellos siempre se preocupa por el prójimo, organizó perfectamente su soledad en lo alto de las ramas. de chiquillo jugaba con los niños que nunca habría conocido de no ser por las alturas, ayudó a alejar los peligros de animales salvajes, alertó de incendios y otras buenas obras para su comunidad. Cosimo nunca perdió la cordura por vivir como lo hizo y resultó ser más humanitario que muchos, y nada mejor que sus palabras para resumir esto: “Un gentilhombre, señor padre, lo es tanto estando en el suelo como estando en las copas de los árboles. Si se comporta rectamente”
Cómo resuelve Cosimo la vida en los árboles es uno de los hilos narrativos: un ingenioso sistema hidráulico que no sólo lo beneficia a él, cuartos y escondites en cada rincón de Ombrosia y otros inventos hacen más fácil su vida; el conocimiento aéreo casi perfecto de su pueblo; el barón que de vez en cuando se convierte en animal y sale a casar mujercitas que se ven después jugueteando en los árboles.
Y pensar que todo comenzó por no querer comer un plato con caracoles…

Verónica Yaneth Galván Ojeda