Todas esas cosas que te diré mañana

Porque lo único que debería dar miedo a los amantes es quedarse sin tiempo para quererse.

Un beso de amor verdadero, como dicen en los cuentos, que lejos de romper el hechizo, le da comienzo.

Y estoy abotargada, hinchada de cosas que sí fueron, cosas que quizá no sean y cosas que están siendo.

Al final, la vida es un continuo diálogo entre la persona que fuimos, la que somos y la que seremos y, aunque en ocasiones pensemos lo contrario, lo único que realmente debería movernos es lo que queda por decir. Ojalá pudiéramos mirarnos al espejo y contestar las preguntas del yo de hoy con un sencillo: espera, todas esas cosas te las diré mañana.

Su voz se rompe en los extremos, como un papel muy leído, como las páginas de un libro muy viejo.

Porque los caminos se hacen dando pequeños pasos al principio.

Me merezco las cosas con las que sueño.

No puedo decir que llegaré pronto, pero sí prometerte que llegaré. Siempre y donde estés. Da igual lo que tarde. Llegaré.

Ni que fuera un pecado darse una putivuelta por Tinder, chica.

Y siento que mi padre tiene razón y que, quizá, revisitar los recuerdos los vuelva a escribir de algún modo.