Hay que ver… lo atrevida que es la amistad. Mi vida era un caos, pero me atrevía con los consejos y todo.
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Hay que ver… lo atrevida que es la amistad. Mi vida era un caos, pero me atrevía con los consejos y todo.
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Hay olvidos que no pesan, ¿sabes? Las vidas van y vienen y todos los días pasan cientos de detalles inadvertidos. Se nos olvida más de lo que recordamos. Pero hay cosas que, si se olvidan, se llevan parte de nosotros.
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Empecé a llorar con sigilo cuando llevábamos unos cuarenta y cinco minutos de película, ni siquiera recuerdo por qué. Al principio pude disimular secando las lagrimitas en cuanto nacían en mis ojos, pero la cosa se complicó cuando empezó a acercarse el final. Casi me ahogué en pucheros sordos y avergonzados hasta que la mano de Leo cogió la mía, dejó sobre ella un pañuelo de hilo y después apretó durante unos segundos mis dedos entre los suyos, en una caricia que venía a decir: «Llora tranquila». Y lo hice. Lloré tranquila [...] Leo no hizo burla de mis lágrimas, aunque esperaba todo lo contrario. El Leo con el que salí me hubiera hecho sentir incluso un poco mal y avergonzada.
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No hay que olvidar lo que nos trajo a donde estamos. Así no perderemos de vista adónde vamos.
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—Lo que haces por despecho aún sabe más amargo que el sentimiento en sí.
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—¿Desde cuándo lo que otros opinen de nosotros es más importante que quiénes somos y lo que queremos? —dije con un pellizco de indignación. —Desde siempre. |
No tenía dónde esconderse, así que lo hizo detrás de su mala gana.
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la vida ya no es la misma cuando pruebas a verla tras un cristal traslúcido al que le limpiaste tus miedos.
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el problema, tenlo claro, no es conmigo. Es contigo y tus prejuicios.
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Se planteó la posibilidad de que le hubiera lanzado algún tipo de hechizo, pero tuvo que desechar la idea cuando se dio cuenta de que yo ni siquiera creía en ellos.
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¿Cómo se llama el presentador de Los Juegos del Hambre?