Cómo escribí nuestra historia

Alguien que llega para poner a cero tu medidor de emociones, para echarlo todo abajo...

El amor es cuestión de suerte

Las muestras de cariño no pueden demandarse por obligación. Te las dan o no te las dan, puedes añorarlas o sentir que sobran, pero si se imponen carecen de sentido.

A mí siempre me parecerá que estás bonita. Que siempre me parecerás valiente. Que siempre me resultará interesante lo que dices. Siempre. Eres brillante, Elsa. Y me deja sin palabras la mujer que eres.

Estamos acostumbrados a que nos cuenten que el uno es una número triste en una vida en la que las cosas más importantes acontecen en soledad: nacemos, pensamos, sentimos y morimos solos.

El sentir es de uno, el sentir es propio, es piel. De la misma manera que no podemos arrancarnos un trozo de piel para que la otra persona sienta como se nos eriza, no podemos hacer de otros las emociones que nos hierven en el caldero del estómago. Creo que ahí es donde nace el amor sano.

Una no debe nunca perseguir a nadie más que a su propia sombra.

Nadie debería dejar de hacer algo que le llena por miedo a qué pensaran los demás.

Supongo que todos tenemos un ÉL. Alguien que llega para poner a cero tu medidor de emociones, para echarlo todo abajo... Creencias, recuerdos, futuro. De pronto da la sensación de que todo lo que ha pasado por tu vida no ha sido real. Solo ÉL lo es.

Lo mejor, cuando has querido tanto y no bastó el amor, es decir adiós.