La ciudad de la niebla

Baroja es un gran escritor, eso no se puede discutir, pero ni la primera obra de esta trilogía, La dama errante, ni esta segunda me han interesado apenas nada. Y aun así me he leído hasta la última página de ambas, y eso es lo mejor que puedo decir de ambas.

“La ciudad de la niebla” es algo así como una guía de viajes del Londres de la época. Los dos protagonistas, padre e hija, huidos de España por verse involucrados de forma involuntaria en un atentado con bomba, son la excusa para darnos a conocer sus calles y sus gentes, los patrios y los venidos de fuera, sus edificios, vestimentas, costumbres, trabajos... Todo eso le sirve al autor también para, en comparación, hablar de España y los españoles, “un pueblo hundido en una miseria trágica y dirigido por una burguesía imbécil y al mismo tiempo rapaz”, de la situación de la mujer española con la que muestra un absoluto pesimismo, como, en general, lo muestra con el pueblo español, incapaz de escapar del fatalismo que implica su clima, su historia y su raza.“nosotros (los españoles) somos viejos, nuestra raza ha vivido demasiado, y tenemos hasta los huesos débiles…Nosotros, la gente del mediodía, no podemos desarrollar una cantidad de trabajo tenaz y constante: primero porque la raza está cansada y el cauda de vitalidad que ha llegado a nosotros ha venido exhausto; luego porque somos máquinas de menos gasto, y, por tanto, de menos producto… estamos aplastados por siglos de historia que caen sobre nuestros hombros como una losa de plomo.”