Era la dependencia del amor. Ninguno necesitaba al otro como una especie de muleta. Se necesitaban porque se preocupaban por el otro, porque el mundo tenía mucho más sentido cuando el otro estaba cerca
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Era la dependencia del amor. Ninguno necesitaba al otro como una especie de muleta. Se necesitaban porque se preocupaban por el otro, porque el mundo tenía mucho más sentido cuando el otro estaba cerca
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Y ahora tu debes enseñarme a mí...Sigamos paseando en silencio. El ruido, la necesidad de hacer ruido conversando, hace que nos perdamos muchas cosas
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Y quiero recordarle a cualquiera que mencione a los hombres de la familia de una mujer...que algunas mujeres se las apañan muy bien sin necesidad de contar con esa desagradable autoridad
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Pero, ¿debería hacerse?, se preguntó. ¿Debía sacrificarse para confirmarse, para conseguir la respetabilidad y la relativa independencia que ofrecía el matrimonio? ¿Tal era la naturaleza de la femineidad que la mujer tenía que amputarse por el bien del hombre?
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En eso consiste el matrimonio, querida...¿Acaso no te has dado cuenta? Consiste en descubrir las facetas desconocidas del carácter de la pareja, sus experiencias y sus gustos, y en aprender a amoldarse a ellas. Consiste en confiar en que la pareja esté haciendo lo mismo. Y eso es algo que solo pueden hacer las dos personas interesadas
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Crecería sin él. Viviría sin él. Nadie sabría jamás lo mucho que había formado parte de ella. Viviría como si el amor que sentía por él no le hubiera destrozado el corazón, aunque lo había hecho
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Ella atesoraría su recuerdo en el corazón, en lo más hondo, durante el resto de su vida...Lo quería con toda la pasión y fidelidad de una muchacha de quince años. No lo quería como una niña quería a otra persona, lo quería como una mujer quería a su alma gemela
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Emmy, cásate conmigo –le pidió–. Cásate conmigo y hazme reír de nuevo. Cásate conmigo y enséname tu silencio, tu serenidad. Cásate conmigo y deja que te enseñe a hablar, a mantener una conversación entera. A volver locos a los demás con tu parloteo. Cásate conmigo.
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Incluso en los peores momentos, la vida era un don preciado.
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Las personas tenían unas ideas muy extrañas acerca de la sordera. Suponían que como la persona en cuestión no podía oír, tampoco era capaz de ver.
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Gregorio Samsa es un ...