¡Qué mujer debe de ser! Me muero de ganas de verla, y sin duda alguna acepto tu amable invitación, para así formarme una idea de esos poderes de seducción tan extraordinarios, capaces de conquistar al mismo tiempo y en la misma casa el afecto de dos hombres, ninguno de los cuales es libre de ofrecerlo, y ello sin poseer el encanto de la juventud.
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