¿que son la juventud y la belleza, después de todo? Estas cosas no son más que pobres sustitutos del verdadero valor y del verdadero mérito.
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¿que son la juventud y la belleza, después de todo? Estas cosas no son más que pobres sustitutos del verdadero valor y del verdadero mérito.
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Me pregunto qué dirían mi Marido y mi Hermano de nosotras si supieran todas las cosas bonitas que te he dicho en esta Carta. Es muy difícil de creer que una Mujer bonita sea reconocida como tal por una persona de su propio Sexo, a no ser que la persona sea su Enemiga o su reconocida Aduladora. ¡Cuánto más amables son las mujeres en ese particular! Un Hombre puede decir cuarenta cosas agradables a otro sin que nosotras supongamos que le han pagado por hacerlo y, siempre que cumplan con su Deber con nuestro Sexo, no nos importa lo Educados que sean con las personas del suyo.
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Un segundo afecto raras veces se vive con serias consecuencias; contra eso, por tanto, no tengo nada que decir. Protéjase contra un primer Amor y no tendrá nada que temer contra un segundo.
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A pesar de que mis encantos están ahora considerablemente suavizados y, en cierta manera, deteriorados, a causa de las desgracias por las que he pasado, en algún momento de mi vida fui hermosa.
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no puedo aceptar convertirme en una carga tan pesada para alguien a quien tanto estimo y valoro. Que uno sólo debería recibir favores de la gente que desprecia
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La remembranza de aquello que su corazón había sufrido en el pasado a causa de sus encantos y de la pierna en la trampa, le permitió olvidarlo con una facilidad tolerable, que era lo que había decidido hacer y, por esa resolución, dedicaba cinco minutos todos los días a la tarea de quitárselo a él de su memoria.
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No espero nada más de mi esposa que aquello que mi esposa encontrará en mí. Perfección.
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Protéjase de un primer amor y no deberá temer a un segundo.
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El joven Charles Adams era un hombre amistoso, realizado y fascinante; de una belleza tan deslumbrante que nadie más que las águilas podían mirarlo a los ojos.
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¿Qué se podía esperar de un hombre que no poseía ni el más mínimo átomo de sensibilidad, quien escasamente conocía el significado de la simpatía y quien, para colmo, roncaba?
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Jane Austen (16 de diciembre de 1775-18 de julio de 1817) fue una novelista británica que vivió durante la