Pretendes herir mi orgullo cuando te escondes con trucos de magia. Desconoces el honor del combate, de la lucha cuerpo a cuerpo, el sabor de la propia sangre en las heridas inflingidas por la destreza admirable del contrincante. Tu atacas desde la retaguardia, escondido entre las sombras, sin exponerte, sin ver la cara de tu enemigo, sin mirarle a los ojos. ¿Quien es aqui el cobarde?
|