Cass necesita llegar a Texas para estar con su amiga, por lo que acepta las condiciones de Henry, su misterioso compañero de trabajo, para llevarla; ella tiene que comer y conducirá durante el día. Él llevará el coche de noche.
Pronto, Cass descubrirá que Henry esconde mucho más de lo que hubiera llegado a imaginar.
Si esperáis que esta novela sea puramente sobre vampiros: no es vuestro libro. Estamos ante una novela que se centra más en el crecimiento de los personajes antes que en la fantasía. Personalmente, no me quejo; Andrea escribe muy bien y trata las cosas con mucho respeto. Sus personajes son de los más humanos que te vas a encontrar, y son muy diferentes al principio y al final de la novela. Eso sí, de las tres partes en las que se divide, la que se centra más en el pasado de Henry y su naturaleza es la que más me ha gustado, porque loca por la fantasía turbia se nace.
Sí que he echado de menos algo más de reacción de Cass al hecho de que Henry sea un vampiro, y todo lo relacionado con Asher se queda un poco en el aire. También me esperaba que Nora tuviera más importancia en la novela.
Sin embargo, me han encantado los protagonistas y ver su mochila emocional. Sus realidades son duras, pero las partes de Henry me han generado bastante angustia por sus circunstancias (no en el mal sentido, sino en el de reflexionar).
Sabiendo que es una novela de personajes, os la recomiendo un montón; como siempre, Andrea tiene un estilo mágico que te envuelve y trata la enfermedad mental con mucho tacto. Cass y Henry, además de Ryan, son maravillosos; son de esos personajes que no se olvidan.
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