—¡Me has invocado en el mismo momento en que mi nombre ha salido de tus labios! —sentenció Sirius al escuchar las palabras de Deneb. ¿Por qué no caía de rodillas y rendida ante él? ¡Ah, claro! Porqué la pobre humana no sabía quién era él—. Soy Sirius, la estrella más brillante del firmamento. |