Un lugar llamado Aquí

Todos nos perdemos en alguna ocasión, sea por decisión propia o debido a fuerzas que escapan a nuestro control. Cuando descubrimos lo que nuestra alma necesita aprender, el camino de vuelta se presenta por sí mismo. A veces vemos la salida, pero seguimos avanzando y ahondando a pesar de nosotros mismos: el miedo, la rabia y la tristeza nos impiden regresar. A veces preferimos permanecer perdidos y errantes, ya que suele resultar más fácil. Otras veces hallamos la salida. Pero, pase lo que pase, siempre nos acaban encontrando.

El corazón puede partirse a cualquier edad.

En los peores momentos de la vida se pueden hacer dos cosas: desmoronarse, perder la esperanza y negarse a seguir adelante y tumbarse boca abajo a aporrear el suelo, o reírse.

Existe una línea muy fina entre el amor y el odio. El amor libera el alma, pero en el esfuerzo la puede asfixiar.

Creo que la gente, cuando habla de sí misma, descubre cosas que antes no sabía. Es una especie de autocuración.

Solo cuando ha ocurrido algo malo es cuando la gente puede mostrarse tan segura de sí misma, como si pudiera enfrentarse a cualquier cosa.

Ninguna distracción deliberada me hace ignorar la voz de la razón.

Me había olvidado de buscarme a mí misma. En algún punto del camino me había olvidado de entender quién era yo y dónde estaba.