La novela empieza fuerte, sin embargo, va perdiendo fuerza a la vez que avanza, llegando a hacérseme pesada en algunos momentos. En mi opinión, la idea es original y tiene un potencial que podía haberse explotado mucho más. En la novela se habla sobre todo de las desapariciones tanto de objetos como de personas, ¿adónde van esas cosas y personas que desaparecen de la noche a la mañana y de las que nunca se vuelve a saber nada? La protagonista (Sandy Shortt) comienza a obsesionarse en este sentido cuando desaparece una niña que conocía cuando tiene una edad similar a la suya (diez años), llegando incluso a dedicarse con el paso de los años a buscar a personas desaparecidas. La trama principal se plantea cuando es la propia Sandy la que desaparece y parece adentrarse en un mundo paralelo al que va todo lo que no se encuentra. Por lo tanto, la temática principal gira en torno a las desapariciones, aunque también hay espacio para el amor. En cuanto a los personajes, no son muy numerosos y no he logrado empatizar con ninguno de ellos. A mi parecer, les ha faltado carisma y una personalidad más fuerte. La forma de escribir de la autora es sencilla y ágil, lo que, unido a capítulos muy breves, hace que la novela se lea bastante rápidamente. En definitiva, ha sido una lectura que, frente a lo que esperaba tras leer Postdata: te quiero, me ha dejado indiferente. + Leer más |