Los ángeles sepultados

Conocí la serie policíaca de Lottie Parker hace un par de años gracias a la recomendación de una amiga que insistió en prestarme el primer libro. Desde entonces he ido leyendo todas las entregas, disfrutando de cada una de ellas, asistiendo al crecimiento personal de una mujer que perdió al hombre de su vida demasiado pronto y se vio sacando adelante ella sola a sus tres hijos adolescentes, luchando contra viento y marea, siendo testigo de todo por lo que su familia ha pasado en los últimos años, que no ha sido poco. Hoy os traigo mis impresiones sobre "Los ángeles sepultados", la octava novela protagonizada por esta inspectora de la localidad ficticia de Ragmullin, cuyo pasado se construyó sobre mentiras y secretos. Un libro autoconclusivo que perfectamente puede leerse de forma independiente, porque la autora proporciona una instantánea de la vida de su protagonista con las referencias justas a su pasado. Peeeero si queréis saber por todo lo que ha tenido que pasar, os recomiendo leer los libros en orden.
"Los ángeles sepultados" abre con un prólogo que sitúa al lector en la escena de un crimen, con tres víctimas de una misma familia que han sido salvajemente asesinadas. Inmediatamente después damos un salto en el tiempo de dos décadas y nos encontramos con Lottie Parker poniéndose al frente de una investigación que se irá intensificando por momentos: un pequeño cráneo es hallado oculto tras una pared; varias partes de un cuerpo humano son abandonadas en las vías del tren y descubiertas por el dron que manejaban dos menores; una pierna, probablemente de una niña, aparece flotando en un canal. Por si esto no fuera suficiente, las aguas se van a enturbiar aun más con varios asesinatos inexplicables que pondrán en jaque al equipo de Lottie, quien a su vez tiene que lidiar con ciertos problemas personales relacionados con su compañero Boyd, la inquina de su compañera que ha regresado tras una baja por maternidad y una nueva comisaria que no le dejará pasar ni media…
Con esta atractiva premisa nos adentramos en una novela policíaca con los ingredientes necesarios para coger al lector de la mano y arrastrarlo a través de una historia cuya tensión es tan palpable que salpicará fuera de sus páginas. La autora juega con la dosificación de la información, consiguiendo que el suspense fluya lo suficiente para mantener al lector ajeno a todo lo que no sea avanzar en la lectura de una novela que no da respiro. Con una narrativa descriptiva y muy visual que discurre a golpe de multitud de capítulos de breve extensión, una prosa sin artificios, de la mano de un narrador omnisciente que asume la voz del relato, impulsándolo con una cadencia marcada que discurre sin tregua, propiciada por golpes de efecto inesperados y adentrándonos en la enjundia de la historia mientras muestra los diferentes puntos de vista de todos sus personajes, incluido el del asesino, nos vamos a sumergir de lleno en una dinámica espiral de acción correctamente tejida.
Esta novela cuenta con un nutrido elenco de personajes secundarios, lo que imposibilita que todos estén bien definidos, pero Patricia Gibney ha sabido sintetizar lo más destacable de cada uno de ellos para que el lector no se disperse. Sus personajes principales, que se han ido dibujando con esmero en los libros anteriores, continúan mostrando al lector una visión algo más profunda de cada uno de ellos. En esta nueva entrega, la preocupación por la salud de la nueva pareja de Lottie se acabará filtrando hasta lo más profundo de su ser, silenciosa como un espectro. Entre estar pendiente de sus tres hijos y nieto, y mantenerse al día con el trabajo, nunca parece tener tiempo para nadie más. Boyd, su compañero de equipo, aparece de manera puntual y he echado de menos su presencia porque solo él sabe cómo calmarla y mantenerla centrada en lo importante. El pobre no está pasando por uno de sus mejores momentos: su madre acaba de fallecer, no sabe qué va a pasar con su hermana y se mantiene alejado del trabajo por motivos ajenos a su voluntad que no menciono para no spoilear. Me decía una amiga que este tipo de libros no son considerados literatura de calidad, pero a nosotras no nos importa porque son puro entretenimiento y permiten que te evadas en los momentos en que más lo necesitas.
Sintetizando: "Los ángeles sepultados" es la octava entrega de una serie protagonizada por Lottie Parker, una inspectora que ha padecido muchos altibajos en su vida. Aunque estamos ante un libro autoconclusivo y el caso quedará totalmente cerrado, es preferible leer la serie siguiendo el orden de publicación porque hay elementos del trasfondo de su personaje principal, de especial interés, que no debes perderte. Un thriller policíaco de lectura adictiva, con la tensión correctamente dosificada y golpes de efecto, que avanzará con una cadencia marcada y te mantendrá imantado a sus páginas para conocer la identidad del criminal que tiene en jaque a la policía de Ragmullin. Si aún no conoces a Lottie…ya estás tardando en darle una oportunidad. Por cierto, agradezco a la autora que en este libro no haya pringado a su familia, que ya bastante han padecido (los que hayáis leído las anteriores novelas sabréis a qué me refiero).

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De momento, esta escritora no decepciona. Ya el octavo libro y sigue tejiendo las historias como nadie. Esta es una historia complicada ya que hay muchos actores implicados y te preguntas qué relación tienen entre sí.
Es una historia de pasado y presente, pero en este caso, la historia del pasado no se desarrolla demasiado, sólo se exponen unos hechos.
También vamos conociendo la historia personal de Lottie, su familia y de Boyd. Bien, con ganas de leer el noveno libro de la serie.