Rescate en Madagascar

"Daba la impresión de tener en la mano cuatro diminutos guijarros recalentados por el sol, magníficamente erosionados y esculpidos por el viento y las olas. Lee estaba entusiasmada, admiraba el resplandor de sus ojos, como dos perlas de ónice engastadas en sus caritas inteligentes, la perfecta manicura de sus uñas afiladas, como diminutas medias lunas doradas, y sus sólidas patitas provistas de escamas meticulosamente esculpidas como las hojas fósiles de un árbol enano. La descripción más exhaustiva del responsable de un proyecto nunca podrá compararse con el hecho de ver y tocar el fruto de tu trabajo. Sentir palpitar en la palma de la mano la vida de estas suaves, redondas y cálidas criaturas nos hacía olvidar los meses y meses de luchas para conseguir dinero, convencer a los burócratas, preparar y organizar el proyecto. Aquellas graciosas y minúsculas criaturas que teníamos en la mano representaban el futuro de su raza. Sabíamos que al estar protegidas crecerían hasta convertirse en aquellos enormes adultos que, pesados y toscos como antiguos guerreros con armadura, combatirían por sus damas en cada estación, de forma que estas extraordinarias criaturas antediluvianas sigan reproduciéndose y deambulando a lo largo de los siglos para recordarnos cómo comenzó el mundo y deleitarnos con su belleza y su comportamiento únicos."
En Rescate en Madagascar, el zoólogo Gerry Durrell (hermano de Lawrence Durrell, el del Cuarteto de Alejandría) narra la que fue su última expedición, en 1990, para salvar un animal único en peligro de extinción, el aye aye. Precisamente al final de dicha expedición, Durrell se enteraría de la muerte de su famoso hermano mayor, que siempre le animó a escribir.
De este ensayo-libro de viajes he aprendido lo que cuesta preservar las especies en peligro de extinción, la cantidad de recursos de los que se tiene que echar mano para mantener con vida un ave del que sólo quedan cuatro especímenes en el mundo y la verdadera utilidad de los zoológicos, que no es tener allí un puñado de animales para que la gente les haga fotos o les tire cáscaras de plátano.
Como no sólo de fauna y flora vive el hombre, Durrell también habla de las gentes que habitan el lugar, del equipo de televisión que los acompaña y de toda la ristra de funcionarios a los que hay que visitar y esperar para que te firmen un permiso. Todo esto regado con un montón de anécdotas a cual más estrambótica, porque para eso el autor es británico y bueno, ellos es que son así.

Crónica del autor sobre un viaje a Madagascar en busca de especímenes de Aye aye, un animal que es autóctono de la isla y que no se encuentra en ningún otro lugar de la tierra.

Este animal curiosísimo es un homínido con cierto parecido con un murciélago, del tamaño de un gato grande y con un dedo medio "mágico", más largo y delgado que los demás para poder buscar en las cortezas de los árboles larvas de las cuales se alimenta.

Como resultado de la tala indiscriminada en la isla, para ganar terreno para los cultivos y por falta de una aplicación de la legislación más estricta, junto con las leyendas unidas al animal que hace que sean exterminados por los propios malgaches, hacen que este animal esté en peligro de extinción.

Gerald Durrell, hermano del gran escritor Lawrence Durrell y gran naturalista, famoso por su labor en la defensa de los animales en extinción, nos cuenta con muchísimo humor las aventuras que corre junto a su equipo para poder conseguir algunos ejemplares para su reproducción en cautiverio y paliar así su mermada presencia.

Un libro ameno, divertido, didáctico y lleno de curiosidades, aunque sigo prefiriendo su Trilogía de Corfú, sobre todo su primer volumen Mi familia y otros animales.

Un viaje único y muy especial a Madagascar, en el que el autor mantiene un lenguaje coloquial salpicado de ironía y un humor muy inteligente con el que nos acerca a la flora y sobre todo la fauna de este país 

El aye-aye junto a otras especies, en peligro de extinción en aquellos años 90, tuvo la suerte de contar con este expedicionario, su esposa y todo un equipo de profesionales quienes en voz del autor nos trasmite ese amor por la naturaleza, el entorno, el planeta y la pasión con la que abordan cada reto y cada traspiés y cada logro  

Es sobrecogedor las comparativas, los porcentajes y los índices de como el hombre cada vez trastoca más la naturaleza, por otra parte las creencias, la pobreza, la tala indiscriminada y unas leyes que no se cumplen ni se obligan a cumplir hacen el resto 

"Los animales son la mayoría más grande sin voz ni voto y solo pueden sobrevivir con nuestra ayuda"
Por poco que hagamos todo cuenta, para la preservación de las especies 
Una dura, gratificante y admirable labor en esta misión "Rescate en Madagascar"

Lectura dedicada a Madagascar dentro del reto #200libros200paises de @empiezaporleerclubliterario.

Con un buen humor contagioso y muchísimo optimismo, Gerald Durrell nos presenta este "diario de viaje" del autor durante su estancia en Madagascar con el objetivo de rescatar ejemplares de Aye Aye para de evitar su desaparición.

En él vas a descubrir fauna y algo de flora autóctona de la isla (y cómo ha influido el ser humano en su deterioro), pinceladas sobre la población malgache, cuán complicado es realizar una expedición de estas características y cuánto amor a la naturaleza hay dentro de sus páginas.

Es un libro amable y de lectura muy agradable, sobre todo si eres amante de los animales.

Con este autor yo sabía que por lo menos me iba a entretener. Y es que tiene una forma de narrar en la que, al incluir las anécdotas que le surgen en esos viajes que realiza, llega incluso a sacarte una carcajada.
No vamos a buscar en este libro alta literatura pero sí una defensa de la naturaleza y del daño que el hombre hace muchas veces incluso existiendo leyes que prohíban acabar con animales en peligro de extinción.
Elegido este libro para el país de Madagascar en el reto #200libros200paises, la lectura conjunta organizada por @empiezaporleer.clubliterario ha hecho que viajase a ese país junto con la expedición que organiza el autor para tratar de encontrar allí ayeayes, animal que en el año noventa y dos estaba en peligro de extinción y que buscan para poder criarlos en ambientes similares al suyo y poder devolverlos luego a esas tierras nativas.
La conclusión final del libro es que a veces, con intención o sin ella, estamos devastando la fauna y la flora de sitios en los que viven animales muy especiales.