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ISBN : 8412537750
504 páginas
Editorial: Malas Tierras (16/11/2022)

Calificación promedio : 4.38/5 (sobre 4 calificaciones)
Resumen:
Después de la muerte de su padre, Julián hereda Las Zanjas, una estancia que ocupa con desconcierto y alegría. Custodiados por los galgos Corsario y Chispa, Julián y su novia, Lisa, construyen una casa, plantan árboles, cabalgan los bañados y se aman sin saber que el mal que avienta los amores no ronda afuera, sino que anida dentro de uno. Mientras el indolente Julián persevera en sus conmovedores esfuerzos por convertirse en un hacendado moderno, su temperamento me... >Voir plus
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Críticas, Reseñas y Opiniones (2) Añadir una crítica
Guille63
 03 January 2024
Entre los variados problemas que plantea una primera cita hay uno que se lleva la palma, no digamos ya cuando esa cita es a ciegas: como advierte uno de los muchos mantras que contiene la novela, “no confundir dulzura con tristeza”, uno puede trastocar la ironía de nuestra acompañante en seriedad, o viceversa, puede malinterpretar el tono, los guiños, los gestos, juzgar con suspicacia su inteligencia, máxime si la intuimos muy superior a la nuestra, y así mandar al cuerno una cita que, con una mayor complicidad, hubiera podido ser la primera de muchas y no la última.

En esta mi primera cita con Sara Gallardo se dieron las circunstancias, pero no se producirá la conclusión, leeré todo lo que de ella encuentre, si bien todavía me estoy preguntando si Sara no sería otra de las muchas conquistas de Julián, el castigador con “grado uno de grasa”, con la elegancia que procuran varias generaciones de buena crianza, culto, simpático y triste insecto desesperado; tan entregada a él que ni le importase gran cosa su indolencia de niño rico heredero de papá, su cobardía, su hipocresía, defectillos que, ya que el amor es ciego, “un lugar común tan acertado como todos”, fácilmente trastocaría en males neutralizados a base de mimos de enfermera solícita y vocacional; o si, por el contrario, se trataría únicamente de algo de pena y un poco de remordimiento por escapar de él como lo hizo Lisa, su adolescente compañera capaz de “sufrir porque no pinta si toma sol y si pinta pierde el sol”. O si todo es una parodia del rico heredero, de la sociedad de la época, del amor.

Porque, digámoslo ya, lo contado no deja de ser una nimiedad (la historia de un amor tan parecido a muchos más, que le hizo comprender todo el bien, todo el mal, que le dio luz a su vida, apagándola después, etc. etc.) pero la maestría de la contante consigue superarla con creces a base de gracia, elegancia, originalidad, belleza, complejidad y poesía. Si bien hubiéramos deseado propósitos más nobles, metas más altas que las desdichas amorosas de un niño bien que desaprovechó una vida que el destino le puso a huevo, la irónica voz con la que la autora dotó al protagonista nos hizo muy soportable su inmadurez de eterno adolescente que quiso hacerse mayor al encargarse de unas tierras heredadas que le iban encerrando en una vida menos ancha de la que él imaginaba y que cayó derrotado por la conspiración de hormigas, avispas y mangangás. Un tipo realmente diestro en el retrato ocurrente…

“Mi cuñada era grisácea, hueca tirando a buena, y muy rica. Sus padres, longevos, impacientaban a mi hermano. Trataban los pobrecitos de hacerse perdonar la indiscreción cediendo a la hija no sé si inmuebles, tierras o acciones, regalos que pasaban por el tamiz administrativo de mi hermano, a quien ella temía. Como confundía ese temor con amor conyugal era bastante feliz, y él hablaba tan fuerte que a nadie en la casa se le ocurría que no fuese un hombre extraordinario”

… rápido en la pulla acerada, condescendiente, pero siempre educado, con las mujeres que sonríen con la cabeza ladeada y los hombres de boca de guinda y manos de obispo, duro con las convenciones sociales a las que no obstante se pliega y utiliza para hacer amistades con embajadores de familias encantadoras o mujeres ociosas de ladinos hombres de negocios.

“A los veinte años todo se ve con sol. A los treinta empieza la luna. No se sabe qué se ve, cuál es el engaño, cuál es la verdad”

Un enamorado que cae en todas las tonterías en las que caemos todos los enamorados, y que son aquí bien remarcadas y coloreadas, y que, como sucede tan a menudo, solo en la perdida llega a valorar lo poseído.

“Sin Lisa nada era soportable. Ni lo mejor, como las abejas zumbando en el cerro o la hermosura del parque detrás de las ventanas o el zorzal que canta en la estación. Ni lo peor, como las presencias agobiantes y la palabrería sin fin.”

¿Y los galgos? Los primeros, la pareja Corsario-Chispa, recibidos en la época feliz de la pareja Lisa-Julián, correteando libres por los campos a la caza de liebres, porque así es su naturaleza, representan la libertad que estos pretendían, lejos de las convenciones y responsabilidades que impone una sociedad para la que sus naturalezas no les hacían aptos, ni para aprovecharse de ella ni para hacerle frente. Y como se dice en ese otro lugar común que es el refranero: muerto el galgo se acabó Julián.
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 21 June 2023
the feminine urge de sacarme todo de las tripas y de este corazón roto tras cerrar inmediatamente Los galgos, los galgos por última vez. Porque yo, Julián, te agarraría por los hombros para zarandearte, te pegaría un bofetón, te gritaría que despiertes porque lo estás haciendo fatal. Pero yo te entiendo, Julián, yo he sido (a veces) tú. Tu desencanto por la vida, exacerbado por tus propios errores te ha llevado a ser un alma errante, que vaga, que no tiene casa porque no tiene alma, porque perdiste todo lo que un día te importó.

¿Qué has hecho, Sara Gallardo, con mi vida? Nada tendrá sentido nunca más, no podré volver a leer porque nada será tan triste, pero bello, pero real como es Los galgos, los galgos. Y yo iba buscando esto pero en ese costumbrismo de tus primeros capítulos no pensé que fuera a encontrarlo –tanto–, y aquí me tienes ahora, sacudida, partida en dos, embriagada por lo sublime de tu escritura y por lo duro que es el amor que es para lo único para lo que quiero vivir yo. Escribo esto y siento que se me acelera el corazón, que estoy nerviosa de verdad, tengo que parar. Vale, he vuelto, qué sofoco. Estoy repleta, estoy vacía. No sé qué más deciros.

Ah sí, que gracias a @malastierras.ed supongo por destrozarme la vida y darme ya una lectura de podium a día 16 de enero. Qué sentido tiene, me gustaría borrarme la memoria para volver a coger este libro de cero y volver a sonreír, a sufrir, a llorar (por dentro) y a decir que sí, que no, que qué bien, que que te has equivocado otra vez. Julián, Sara, os odio, os amo, muchísimas gracias.
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