—¡Estoy enamorado! Eso hacen los que aman, pelean por su amor— mi dignidad era superior a mi sentido del ridículo, lo sé—.
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—¡Estoy enamorado! Eso hacen los que aman, pelean por su amor— mi dignidad era superior a mi sentido del ridículo, lo sé—.
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Nuestra relación sería como un cuaderno de hojas limpias, donde solo cabrían buenas cosas.
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—Cuando te encuentras a alguien que no te conoce de nada, puedes decirle lo que quieras, que eres doctor, científico, bailarín de polka, y por principio te va a creer. Entonces puedes ver en su mirada cómo sería tu vida si hubieras tomado otro camino. —Pero eso no es... ¿mentir? —Son vidas posibles —remarcó—. Y es divertido, ¿no crees, Grillo? |
Todo el mundo lo sabe. Jamás eres el dueño de un gato; si bien te va, te da permiso de que lo atiendas.
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(...) pero bastaba con que me quedara solo un rato y las tristezas de "los meses de suerte fatal" volvían de golpe. (...) Todo seguía doliendo igual.
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Entonces sentí un dolor en el estómago y otro más dentro, en el ánimo.
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Nos miramos los dos, como en un duelo de incomodidad, a ver quién se sentía más mal.
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Nunca había sentido tanto dolor, era como si mi corazón lo llenaran de chilito y limón y luego un ejército de pirañas lo masticara.
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De inmediato desconfié, cuando las mamás dicen que algo es útil, están pensando en ellas mismas o es algo muy, pero muy aburrido.
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—Hijo, por favor —tomó mucho aire, como si hubiera partículas de paciencia flotando por ahí—. Solo estás pasando por un mal momento.
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Manolito ...