Los dioses también mueren: Tercer caso de Dalia Fierro y Severo Justo: 147

Tras “Los que merecen morir” y “Madrid nos mata”, que me encantaron, hoy reseño la tercera y penúltima entrega de la tetralogía “Los pecados de los apóstoles”

Un barrendero encuentra un brazo humano mientras está haciendo su trabajo. El brazo lleva un anillo de oro con el símbolo del dios griego Zeus. Lo curioso es que pertenece a un joven muerto hace cuarenta años en el Mont Blanc. Su propietario murió junto a otras personas en una avalancha y sus cuerpos nunca pudieron ser recuperados. ¿Por qué, entonces, ha aparecido en Madrid tantos años después?

La brigada de los apóstoles será la encargada de investigar el caso. Pero no sólo eso: Justo Severo se va a ver sometido a un grave problema personal. Su querida madre acaba de fallecer y su padre, con el que nunca se ha llevado bien, a los pocos días es acusado de asesinar a un vecino del pueblo.

He disfrutado muchísimo de este libro, como disfruté de los dos anteriores. Son cuatro los libros que conformarán esta serie y estoy deseando que se publique el cuarto para ver cómo acaba todo. Me llevé este libro de puente pensando que no iba a poder leer mucho. Pero me enganchó de tal manera que buscaba ratos sueltos para leerlo, de tal manera que me volví de Madrid con el libro terminado.

En este caso tenemos dos tramas. En una de ellas la brigada de los apóstoles tendrá que investigar ¿un crimen? de lo más curioso. Brazos cercenados están apareciendo en Madrid. Pero los jóvenes a los que pertenecieron murieron hace cuarenta años en un accidente y sus cuerpos nunca fueron recuperados. ¿Quién y por qué los está trayendo a Madrid? Los jóvenes pertenecían a una especie de sociedad secreta y llevaban por apodo los nombres de los dioses griegos, de ahí el título de la novela. Habrá que retrotraerse al pasado para ver quiénes eran esos doce “dioses” y qué pretendían hacer.

La otra trama es mucho más personal y afecta al líder de la brigada, a Severo Justo. Su madre acaba de morir y su padre es acusado de asesinar a un vecino del pueblo, un antiguo novio de su mujer. Severo Justo nunca se ha llevado bien con su padre pero ahora se da cuenta de que realmente no le conocía. Tendrá que descubrir quién y cómo era verdaderamente su padre y si es verdad que ha asesinado a alguien. En esta trama también nos retrotraeremos al pasado cuando los padres de Severo y algún otro personaje del pueblo eran jóvenes.

He de decir que me ha gustado más la trama personal de Severo Justo. La otra no me ha disgustado aunque sí la he encontrado un poco “rarita”. Pero es que Severo y todos los personajes de esta serie me gustan mucho así que todo lo que se refiere a ellos me interesa.

Aunque soy bastante anárquica con el orden de la serie y, normalmente, aún reconociendo que es mejor leer las series en orden, digo que no pasa nada por leerlas en desorden, en este caso he de hacer una excepción: esta serie hay que leerla en orden. Es verdad que la trama de Zeus y compañía es totalmente independiente de las anteriores novelas pero los personajes son los mismos y la trama personal tiene mucho peso en estas novelas (y más en esta) así que lo más correcto es leerlas en orden. Que sí, que si se lee esta novela sin haber leído las anteriores os vais a enterar (entre otras cosas porque alguien hace informes de todos los miembros con lo cual enseguida sabréis todo de ellos), pero os perderíais una parte muy importante de la novela y de la serie.

Los personajes son fantásticos. Son totalmente diferentes, entre sí y respecto a los protagonistas de la mayoría de novelas de este tipo. Es un equipo heterogéneo que no pega ni con cola pero que acaba encandilando al lector. Empezando por Severo Justo que tiene miga y terminando por Dolores, Dalia y sus voces, Caronte… Es que son tremendos. Les hemos visto “crecer” en las diferentes novelas, desarrollar sus relaciones y formar un auténtico equipo. No tienen desperdicio, a mí me encantan y me dará mucha pena cuando en la próxima novela tenga que decirles adiós

Como anécdota, seguimos teniendo personajes con nombres curiosos, empezando por los que ya aparecían en las novelas anteriores y siguiendo por los que solo aparecen en esta.

La novela avanza a un ritmo ágil, rápido incluso. Con mucho diálogo, las páginas vuelan entre las manos. A mí, como os he dicho más arriba, me ha durado un suspiro pues aprovechaba cada momento libre para leer.

Conclusión final

Estoy disfrutando muchísimo de esta serie. Es verdad que la primera entrega tenía las ventajas de la novedad y de descubrir a un elenco de personajes tan curioso pero la segunda y la tercera gustan por seguir conociendo a esos personajes y las relaciones que se van montando entre ellos. Muy recomendable.

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CONOCIENDO AL AUTOR

- Escritor y periodista argentino que vive en España desde 1988. Ha publicado más de veinte libros entre novelas, relatos, poesía y teatro. Es considerado uno de los mejores autores de novela negra en español, con un estilo irónico, humorístico y original.

- “Los dioses también mueren” es la tercera entrega de una serie de cuatro libros que protagoniza la Brigada de los Apóstoles, un grupo atípico de policías, carismáticos y, sobre todo, familia. La saga culminará en 2024 con la publicación del cuarto volumen.

OPINION

¿Qué vais a encontraros en esta novela negra, además de brazos amputados, antiguos crímenes y nuevas heridas? Sé que muchos no necesitáis más cosas para lanzaros a su lectura, pero al resto os diré que si por algo se caracteriza esta saga es porque el autor confiere al género un toque diferente, original, fresco y divertido.

He vuelto a disfrutar de la compañía de mi querida brigada, aunque en esta entrega ha tenido menos protagonismo que en las anteriores. La trama se ha centrado más en Severo Justo, supongo que su historia es necesaria para entender su evolución y para preparar el escenario para la cuarta parte de la saga, que espero con impaciencia. He echado de menos a mi Caronte, mi personaje favorito. Carlos, necesito un monográfico de Caronte, por favor.

Me ha gustado mucho el estilo del autor, que escribe con una prosa ágil, ingeniosa y divertida, que hace uso del humor negro, la ironía y el sarcasmo para retratar la realidad con una mirada crítica y mordaz, consiguiendo personajes carismáticos, complejos y contradictorios, que se enfrentan a sus propios demonios y a sus propias creencias.

Carlos da voz a la lírica y a la muerte en sus novelas, creando belleza a pesar del dolor. La lírica como forma de morir y de trascender en el tiempo. Para mí, un placer leerle siempre.

Os animo a todos a leer esta saga, me encantará conocer vuestra opinión.

Como siempre es un placer leer a este autor, su narración tiene cosas muy especiales y originales, es diferente a cuanto se puede encontrar en otros libros de esta temática. El autor es poeta y eso queda reflejado en sus relatos. Utiliza un montón de recursos literarios que aportan a la narración un toque único, además tiene una ironía y un sarcasmo muy marcado, es una delicia, ha conseguido sacarme muchísimas carcajadas, me lo he pasado pipa.

Otro de los puntos fuertes sin duda son los personajes, Justo, Dalia y Dolores, me tienen enamorada. Cada uno con sus taras y sus excentricidades, peculiaridades muy marcadas que los convierten en personajes extraordinarios. En esta ocasión, he echado mucho de menos a Caronte, que ha pasado un poco de puntillas. 

La trama en sí es ligera, en mi opinión se ha quedado corta en investigación, Justo ha sido un poco Poirot en esta entrega. Pero se lo perdono porque al final no se ha quedado ni un detalle sin atar.

Lo dicho, ha sido un verdadero disfrute esta lectura y me quedo deseando que venga ya la siguiente entrega.

Desde que conocí a la Brigada de los Apóstoles pierdo todo criterio a la hora de leer lo que publique el autor sobre ellos.

Estos personajes, junto al peculiar estilo narrativo del autor, me transportan mental y emocionalmente, hacia esos parajes de la imaginación afectiva. Tanto es así que llevo horas preguntándome si estoy enamorada de Severo Justo o si solo es un encaprichamiento pasajero fruto del hype del momento.
Y es que, cuando llegué a su primer libro "Los que merecen morir" pude aplicar aquel estupendo meme que dicta "Vine buscando cobre y encontré oro" o más o menos así reza la frase.

Sí que es verdad que mientras vas pasando página hay algo, que se hace lento, la trama, la presentación y la situación de cada personaje (que son muchos y muy variados), la cantidad de adornos de estilo casi poéticos que le agrega el autor, el necesario humor negro y blanco y de todos los colores que me encuentro en cada párrafo, diálogos y en esos giros de tuerca que, al final, te deja preguntándote ¿Cómo diantres lo hizo?

Sí que es verdad que conforme van pasando los libros el autor tiene y debe reinventarse, buscar nuevas formas enredadas de mostrarnos casos extravagantes y a la vez llamativos para luego darnos una resolución al más puro estilo Sherlock Holmes, al menos yo lo veo así, peeeero, (porque siempre existe un pero) algo en este libro me llevó a pensar en un argumento en concreto que se copiaba del libro anterior y cuyo desarrollo lo escribió bajo otra lente distinta a la que se presenta en el libro anterior. No diré nada para no spoilear y porque me lo quiero guardar para mí, pero hasta eso le perdono al autor, porque me gusta, me entretiene y me hace pensar que, al final, después de tantas desgracias (porque si, estos libros van en decadencia emocional) hay un mínimo de esperanza para que todo acabe bien, aunque ya el autor avisó que el cuarto libro tal vez no sea un libro con "final feliz" y yo, aunque llore por anticipado, se lo perdonaré.

Tercera parte de la serie del grupo liderado por Severo Justo y Dalia Fierro, o lo que es lo mismo, La brigada de los apóstoles. Si aún no los conoces, yo que tú no perdería más el tiempo y me pondría a ello. No podéis dejar de conocer a Dolores, la hacker o a Caronte, el forense, entre otros.
En esta tercera entrega me he encontrado con el caso policial casi de fondo, que se va resolviendo casi sin querer, mientras que el protagonismo lo toma la vida personal de uno de los apóstoles (y hasta ahí puedo escribir).
La manera de narrar del autor hace que esto no sea un thriller al uso. Esa carga de humor siempre presente aún en los momentos más duros, junto con esas frases que resultan más profundas de lo que parecen, hacen que la lectura sea amena y diferente a otras novelas. Me atrevería a decir que el lenguaje es casi poético en muchas ocasiones. Y lo he leído con una sonrisa en la cara, cosa que es de agradecer.
Los capítulos se leen volando y es difícil dejar la lectura a un lado. La historia te atrapa y engancha de una manera brutal.
Me da un poco de rabia que se oculten al lector algunos aspectos de la trama y ser consciente de que existe alguien que sabe más que yo. Aunque el hecho de no saber por dónde van los tiros hace que el final sea siempre sorprendente. Y ahí llegamos, a ese epílogo que como nos tiene ya acostumbrados, va resolviendo cosas y preparando otras para la siguiente entrega. Y menuda cuarta y última parte nos espera. Deseando estoy ya de seguir leyendo para averiguar muchas cositas pendientes. Tendremos que esperar.
Así que eso, os animo a conocer a esta brigada. No os vais a arrepentir.