Los dioses también mueren: Tercer caso de Dalia Fierro y Severo Justo: 147

Desde que conocí a la Brigada de los Apóstoles pierdo todo criterio a la hora de leer lo que publique el autor sobre ellos.

Estos personajes, junto al peculiar estilo narrativo del autor, me transportan mental y emocionalmente, hacia esos parajes de la imaginación afectiva. Tanto es así que llevo horas preguntándome si estoy enamorada de Severo Justo o si solo es un encaprichamiento pasajero fruto del hype del momento.
Y es que, cuando llegué a su primer libro "Los que merecen morir" pude aplicar aquel estupendo meme que dicta "Vine buscando cobre y encontré oro" o más o menos así reza la frase.

Sí que es verdad que mientras vas pasando página hay algo, que se hace lento, la trama, la presentación y la situación de cada personaje (que son muchos y muy variados), la cantidad de adornos de estilo casi poéticos que le agrega el autor, el necesario humor negro y blanco y de todos los colores que me encuentro en cada párrafo, diálogos y en esos giros de tuerca que, al final, te deja preguntándote ¿Cómo diantres lo hizo?

Sí que es verdad que conforme van pasando los libros el autor tiene y debe reinventarse, buscar nuevas formas enredadas de mostrarnos casos extravagantes y a la vez llamativos para luego darnos una resolución al más puro estilo Sherlock Holmes, al menos yo lo veo así, peeeero, (porque siempre existe un pero) algo en este libro me llevó a pensar en un argumento en concreto que se copiaba del libro anterior y cuyo desarrollo lo escribió bajo otra lente distinta a la que se presenta en el libro anterior. No diré nada para no spoilear y porque me lo quiero guardar para mí, pero hasta eso le perdono al autor, porque me gusta, me entretiene y me hace pensar que, al final, después de tantas desgracias (porque si, estos libros van en decadencia emocional) hay un mínimo de esperanza para que todo acabe bien, aunque ya el autor avisó que el cuarto libro tal vez no sea un libro con "final feliz" y yo, aunque llore por anticipado, se lo perdonaré.