En Septiembre, con el curso recién empezado, Whitney y su marido Jacob dan una fiesta en el jardín de su impresionante casa. Parece que todo les va de maravilla. Entonces Whitney sube a la habitación de su hijo Xavier, se ha comido todas las galletas que eran un regalo para los niños invitados a la fiesta. Whitney pierde los nervios y le grita a Xavier, le grita mucho y de una manera muy brusca. La ventana del cuarto del niño está abierta y todo el mundo en el jardín ha podido oír los gritos. Siete meses después Xavier cae por la ventana de su cuarto y queda en coma. Nadie sabe que ha ocurrido pero todo el mundo tiene sus sospechas. Aunque el libro arranca de una manera bastante interesante y que te puede llevar por un buen camino, no lo hace. Para empezar esto no es un thriller, es un drama doméstico en un barrio medio bien de Estados Unidos. Tiene cuatro puntos de vista diferentes, el de cuatro mujeres del barrio. Whitney, una mujer trabajadora superada por su condición de madre. Blair, una madre abnegada obsesionada con que su marido la engaña. Mara, una anciana que fue madre que lleva toda la vida en el barrio y de la que casi nadie sabe nada. Y Rebeca una medica de urgencias con un gran anhelo por ser madre. Cuatro maneras diferentes de ser madre, cuatro maneras diferentes de vivir lo que ha ocurrido en el barrio. Me ha gustado como escribe la autora, con capítulos cortos y un lenguaje coloquial y muy fresco, pero el libro no me ha llegado a atrapar. Me ha decepcionado un poco por qué había leído muy buenas criticas, no de este sino de su anterior libro El instinto. Otra muerte por hype, que le vamos a hacer. Esperaba encontrarme otra cosa, quizá un thriller más al estilo de Sharia Lapena. + Leer más |