Confesiones de una máscara. de Yukio Mishima
Y ahora que, bañaso por la sensación de vacío ante este mar formidable, empezaba a sentir una soledad parecida externamente a la suya, deseaba saborearla plenamente a través de sus mismos ojos.
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Confesiones de una máscara. de Yukio Mishima
Y ahora que, bañaso por la sensación de vacío ante este mar formidable, empezaba a sentir una soledad parecida externamente a la suya, deseaba saborearla plenamente a través de sus mismos ojos.
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Confesiones de una máscara. de Yukio Mishima
¿Qué más podía hacer cuando todavía ignoraba que el amor es desear y también ser deseado? Para mí, entonces, el amor sólo era un intercambio de preguntas y respuestas en torno a un pequeño enigma sin solución. En cuando a mi adoración, ni siquiera trataba de soñar que fuera a ser correspondida de algún modo.
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Confesiones de una máscara. de Yukio Mishima
[...] el fin de mi vida tendría un tinte irónico y no me habrían de faltar motivos para sonreír con sarcasmo desde mi tumba.
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Confesiones de una máscara. de Yukio Mishima
[...] estaba al mismo tiempo ansioso de morir. Esperaba la muerte como una dulce esperanza. Como he mencionado más de una vez, el futuro representaba una carga pesada para mí. Desde el principio me oprimía la idea de la vida con todos los deberes que conllevaba.
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Confesiones de una máscara. de Yukio Mishima
Pensaba que no nos merecíamos ni la más mínima felicidad. Visto desde otro ángulo, estábamos mal acostumbrados a considerar hasta la mínima felicidad como una gracia divina. Esto era precisamente lo que sentí en mi corazón [...]
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Confesiones de una máscara. de Yukio Mishima
En cuanto a mí, este aislamiento, aunque no me entusiasmaba para nada, alimentaba mi esperanza de encontrar una muerte llamativa. Al final, llegué a tener la sensación de que todo me daba igual.
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Confesiones de una máscara. de Yukio Mishima
Pensaba que sentiría un gran alivio si la muerte me ofreciera la forma de poder evadir la vida. Aceptaba con voluptuosidad la idea de la muerte tal como había sido popularizada durante la guerra por la propaganda militar. [...]
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Confesiones de una máscara. de Yukio Mishima
En realidad, el acto llamado "beso" no era más que el símbolo de algo en donde mi espíritu buscaba refugio.
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Confesiones de una máscara. de Yukio Mishima
[...] Todos parecíamos estar embargados de ese sentimiento que la gente tiene y que se llama "amor por los suyos". Era como el escozor producido al ponerse al revés, en carne viva, el interior de cada persona, que habitualmente se tiene celosamente oculto.
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Confesiones de una máscara. de Yukio Mishima
Avanzamos entre las víctimas sin recibir una mirada, ni siquiera de reproche. Se nos ignoraba. Simplemente por no haber compartido su desgracia, nuestra existencia había sido borrada de sus vidas. No éramos para ellos más que sombras.
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Confesiones de una máscara. de Yukio Mishima
¿Era esto amor? ¿No era más bien el sentimiento de esa "curiosidad" que se presenta bajo el extraño atuendo de la pasión cada vez que nuestro corazón es sacudido por la inquietud?
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Confesiones de una máscara. de Yukio Mishima
Era en esos momentos cuando mi mente quedaba embargada por una repentina felicidad. ¡Cuánto tiempo no me había acercado al fruto prohibido llamado "felicidad"! Pero en tales instantes ese fruto prohibido me tentaba con una insistencia lánguida.
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Confesiones de una máscara. de Yukio Mishima
[...] Mi anhelo de morir, por lo tanto, habría cobrado mayor vigor que el de antes. ¡En tal situación yo había descubierto efectivamente una "esperanza en la vida"!
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Confesiones de una máscara. de Yukio Mishima
[...] Y percibí el ruido del derrumbe producido al venirse abajo lastimosamente la estructura que yo había levantado, pieza a pieza, con toda mi alma. Tuve la impresión de haber vislumbrado el instante en que mi existencia se transformaba en una especie de terrible "ausencia".
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Confesiones de una máscara. de Yukio Mishima
[...] Ahora yo sólo buscaba una prueba del sufrimiento, por leve que fuera, que ella había sentido en aquella ocasión. Deseaba conocer alguna prueba que armonizara con mi desdicha. Pero, una vez más, el "tiempo" se había interpuesto [...]
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Confesiones de una máscara. de Yukio Mishima
Era la realidad de esa "vida cotidiana" de la gente cuyo solo nombre bastaba para hacerme temblar. Me había empeñado en engañarme a mí mismo creyendo que esa realidad nunca iba a llegar, pero ahora veía que, a partir de mañana mismo, y a la fuerza, también iba a caer sobre mí.
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Confesiones de una máscara. de Yukio Mishima
¿Sería posible que existiera un amor carente en absoluto de fuego sexual? ¿No era tal cosa un perfecto absurdo? Pero después me asaltaba otro pensamiento: si la pasión humana tiene fuerza para trascender todo tipo de absurdos, ¿quién va a poder negarle el poder de elevarse por encima del absurdo de la propia pasión? |
Confesiones de una máscara. de Yukio Mishima
¿Por qué motivo estamos todos cargados con la obligación extraña de destruir todo, de cambiar todo, de confiar todo a las circunstancias? ¿Sería esa obligación extraña lo que la gente llama "vida"? ¿No sería una obligación destinada solamente a mí? Por lo menos, no cabía duda de que yo era el único agobiado por la carga de tal obligación.
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Confesiones de una máscara. de Yukio Mishima
-Las despedidas por culpa de la muerte, las despedidas para siempre... La verdad es que estoy harto... ¿No tienes la impresión de que, en tiempos como éstos, la despedida es normal y el encuentro es un milagro? Si nos ponemos a pensar, el hecho de que podamos estar así, charlando unos minutos, puede que sea un suceso verdaderamente milagroso, ¿no te parece?
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Confesiones de una máscara. de Yukio Mishima
[...] la gente tiene la tendencia a creer en lo que él llama "alegría indudable". Finalmente, lo que era leve pero real queda encerrado en el seno de una poderosa máquina de fabricación de falsedades. Una máquina que se pone a trabajar enérgicamente. La gente no se da cuenta, entonces, de que se halla encerrada en la "sala de los autoengaños...". Sí, la máquina se ha puesto a funcionar enérgicamente..."
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La edad de la inocencia