El marino que perdió la gracia del mar de Yukio Mishima
No se enfrentaba ya con la borrasca del océano, sino con la leve brisa que sopla sin tregua sobre la tierra.
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El marino que perdió la gracia del mar de Yukio Mishima
No se enfrentaba ya con la borrasca del océano, sino con la leve brisa que sopla sin tregua sobre la tierra.
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Confesiones de una máscara. de Yukio Mishima
Pero a medida que me acercaba para apreciar más claramente esa sonrisa, mi corazón, olvidándose de la pasión anterior, se fue paralizando presa de una timidez horrenda.
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El marino que perdió la gracia del mar de Yukio Mishima
Los únicos recuerdos de su vida eran de eterna devastación: pobreza, enfermedad y muerte. Al convertirse en marino, se había apartado de la tierra para siempre.
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El marino que perdió la gracia del mar de Yukio Mishima
Felicidad -pensó-. Una felicidad que se resiste a ser descrita...
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El marino que perdió la gracia del mar de Yukio Mishima
Si yo fuera una ameba -pensaba-, con un cuerpo infinitesimal, podría derrotar a la fealdad, pero el hombre no es lo suficientemente diminuto ni gigante para vencer a nada.
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Confesiones de una máscara. de Yukio Mishima
Por primera vez en la vida estaba ante "la venganza de la realidad", la venganza cruel a esa ilusión que yo había arrullado tan dulcemente.
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Confesiones de una máscara. de Yukio Mishima
De todos modos, no era posible que yo previera, ni siquiera vagamente, cómo iba a terminar este primer amor. Probablemente la zozobra que me causaba el presentimiento de su fin formaba la sustancia central de mi placer.
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Confesiones de una máscara. de Yukio Mishima
La gente se pregunta constantemente si está feliz o si está alegre. Es el estado natural de la felicidad, igual que la duda es aún más natural.
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Confesiones de una máscara de Yukio Mishima
¿Por qué motivo estamos todos cargados con la obligación extraña de destruir todo, de cambiar todo, de confiar todo a las circunstancias? ¿Será esa obligación extraña lo que la gente llama “vida”? ¿No sería una obligación destinada solamente a mí? Por lo menos, no cabía duda de que yo era el único agobiado por la carga de tal obligación.
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Vestidos de noche ) de Yukio Mishima
Iba a ser un matrimonio envidiable para todo el mundo. Por regla general era un paso obligado que las familias de los futuros contrayentes se hicieran pesquisas una a la otra, pero tal cosa no sucedió en este caso: a todos les gustaba todo. La vida humana es algo que, dependiendo de la buena suerte, puede discurrir plácidamente. Tal era la impresión que tenía Ayako.
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Confesiones de una máscara. de Yukio Mishima
Si se me permite esta forma tan burda de expresarlo, aquél fue el primer amor de mi vida. Además, se trataba sin ningún género de duda de un enamoramiento íntimamente relacionado con el apetito carnal.
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Confesiones de una máscara. de Yukio Mishima
A través de estas divagaciones sobre los secretos del amor, puedo decir que mis celos, tan intensos que llegaron a convencerme a mí mismo de que había renunciado a amar, eran simplemente una prueba de amor.
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Confesiones de una máscara. de Yukio Mishima
Pero había un instinto que me impulsaba a buscar la soledad, a permanecer aparte. Este impulso se manifestaba como una inquietud aguda y extraña.
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Confesiones de una máscara. de Yukio Mishima
Si hay algo como el enamoramiento momentáneo y estático, ése era mi caso. Los ojos con los que lo contemplaba eran siempre los de la "primera mirada" o, mejor dicho, los de la "mirada original".
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Confesiones de una máscara. de Yukio Mishima
El impulso hacia esa maldad a la que su alma lo arrastraba consistía precisamente en sus ganas de vivir y era su destino. Al menos, ésa era mi impresión.
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Confesiones de una máscara. de Yukio Mishima
Y ahora que, bañaso por la sensación de vacío ante este mar formidable, empezaba a sentir una soledad parecida externamente a la suya, deseaba saborearla plenamente a través de sus mismos ojos.
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Confesiones de una máscara. de Yukio Mishima
¿Qué más podía hacer cuando todavía ignoraba que el amor es desear y también ser deseado? Para mí, entonces, el amor sólo era un intercambio de preguntas y respuestas en torno a un pequeño enigma sin solución. En cuando a mi adoración, ni siquiera trataba de soñar que fuera a ser correspondida de algún modo.
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Confesiones de una máscara. de Yukio Mishima
[...] el fin de mi vida tendría un tinte irónico y no me habrían de faltar motivos para sonreír con sarcasmo desde mi tumba.
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Confesiones de una máscara. de Yukio Mishima
[...] estaba al mismo tiempo ansioso de morir. Esperaba la muerte como una dulce esperanza. Como he mencionado más de una vez, el futuro representaba una carga pesada para mí. Desde el principio me oprimía la idea de la vida con todos los deberes que conllevaba.
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Confesiones de una máscara. de Yukio Mishima
Pensaba que no nos merecíamos ni la más mínima felicidad. Visto desde otro ángulo, estábamos mal acostumbrados a considerar hasta la mínima felicidad como una gracia divina. Esto era precisamente lo que sentí en mi corazón [...]
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¿A quien baila Raquel en la fiesta en la casa de los hidalgo?