El ruido y la furia de William Faulkner
Mientras arriba el día huía del viento, las ventanas deslucida se iluminaban y oscurecían en fantasmal retroceso.
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El ruido y la furia de William Faulkner
Mientras arriba el día huía del viento, las ventanas deslucida se iluminaban y oscurecían en fantasmal retroceso.
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Mientras agonizo de William Faulkner
Amor, lo llamaba. Pero me había acostumbrado a las palabras hace tiempo. Sabía que esa palabra era igual que las otras; solo una forma para llenar una carencia.
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El villorrio de William Faulkner
He oído llamar mala suerte a la pereza tantas veces que quizá sean la misma cosa.
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El villorrio de William Faulkner
Aquel disparo había hecho demasiado ruido. No sólo había hecho demasiado ruido para un disparo, sino que resultaba incluso demasiado violento para cualquier sonido, más ruidoso de lo que necesita serlo ningún sonido.
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El villorrio de William Faulkner
Huía no para escapar a su pasado, sino a su futuro. Tardó doce años en aprender que no se puede escapar ni al uno ni al otro.
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El villorrio de William Faulkner
El silencio que no había quedado nunca restablecido, restaurado, ni una sola vez, ni siquiera cuando él dormía, cayó rugiendo a su vez alrededor y, sin dejar de rugir, comenzó a endurecerse y a fraguar como cemento no sólo en su oído, sino en sus pulmones, en su aliento, dentro y también fuera de él, solidificándose de tronco de árbol a tronco de árbol.
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El villorrio de William Faulkner
Todo su aspecto, por el contrario, sugería alguna simbología sacada de los tiempos dionisíacos: miel bañada por la luz del sol y uvas a punto de estallar, la retorcida sangría de la vid ya fecunda pisoteada por la pezuña dura y rapaz de la cabra.
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Mientras agonizo de William Faulkner
La soledad es la mejor respuesta ante un mundo plagado de gente vacía y malvada.
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Miss Zilphia Gant de William Faulkner
En el pueblo se decía, que ella y su hija Zilphia, habían vivido en un cuarto de seis metros cuadrados durante veintitrés años.
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La ciudad de William Faulkner
De manera que cuando vimos por primera vez a la señora Snopes cruzar la plaza dando la terrible impresión de que al cabo de un segundo su misma piel quemaría la ropa que llevaba, sin dejar siquiera un velo de cenizas entre ella y la luz del día, nos pareció que estabamos viendo con nuestros propios ojos al Destino...
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La ciudad de William Faulkner
Era su padre, y si no la había dejado ir a la universidad fue porque la quería, puesto que ésa era la razón que todos los padres parecen tener para las cosas que no dejan hacer a sus hijos...
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La ciudad de William Faulkner
...pero lo cierto es que me metió en la cabeza la idea, igual que había hecho con Gowan, de que los Snopes se cernían sobre Jefferson como una invasión de serpientes o alimañas procedentes de los bosques, y de que tío Gavin y él eran los únicos que se daban cuenta del peligro y de la amenaza que suponían...
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La ciudad de William Faulkner
-Invierte usted demasiado tiempo en esperar. No espere. Usted simplemente existe, necesita, ha de conseguir y por tanto actúa. Eso es todo. No pierda el tiempo esperando.
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La ciudad de William Faulkner
Como dijo Ratliff, al señor Snopes se le escapaba probablemente gran parte de lo que la gente decía a sus espaldas, pero no se le escapaba lo que la gente no le decía a la cara.
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Luz de agosto de William Faulkner
Hightower piensa: -Es que suceden muchas cosas. Demasiadas cosas. Eso es. El hombre realiza, engendra más de lo que puede o de lo que debería soportar. Así es como descubre que puede soportarlo todo. Eso es. Eso es lo terrible, el hecho de que pueda soportarlo todo, todo-.
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Luz de agosto de William Faulkner
Y yo le preguntaré lo que podría esperar esa muchacha de las mujeres blancas de Jefferson cuando el niño nazca. Solo hace ocho días que está en Jefferson y no es capaz de hablar diez minutos con otra mujer sin que esa otra mujer comprenda que no está casada. Cuando llegue el momento ¿qué ayuda puede esperar de las blancas?
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Luz de agosto de William Faulkner
Byron oyó aquello en silencio, pensando para sí mismo que la gente es igual en todas partes pero que, según parece, es en las pequeñas ciudades -en las que el mal es más difícil de cometer, más difícil de guardar en secreto- donde las gentes llegan a inventar más historias de unos y de otros; basta con una sola cosa: tener una idea, una sola y única idea, y susurrarla al oído de los demás.
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Luz de agosto de William Faulkner
Es una yanki. Su familia vino aqui, durante la Reconstrucción, para agitar a los negros. Dos de sus parientes murieron por ello. Se dice que ella se mezcla todavía en cosas de los negros. Les va a ver cuando están enfermos, como si fuesen blancos. No quiere tener cocinera porque tendría que ser negra. Dicen que asegura que los negros son como los blancos. Por eso no va nadie a verla...
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¿Cuántas novelas hay en la serie Harry Potter?