Mientras agonizo de William Faulkner
La soledad es la mejor respuesta ante un mundo plagado de gente vacía y malvada.
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Mientras agonizo de William Faulkner
La soledad es la mejor respuesta ante un mundo plagado de gente vacía y malvada.
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El ruido y la furia de William Faulkner
Mientras arriba el día huía del viento, las ventanas deslucida se iluminaban y oscurecían en fantasmal retroceso.
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El ruido y la furia de William Faulkner
Arriba en el sol, había un reloj, y yo pensaba en cómo, cuando no se quiere hacer algo, el cuerpo intenta embaucarte para que lo hagas, como sin darte cuenta
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Mientras agonizo de William Faulkner
Amor, lo llamaba. Pero me había acostumbrado a las palabras hace tiempo. Sabía que esa palabra era igual que las otras; solo una forma para llenar una carencia.
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Mientras agonizo de William Faulkner
Pues, de cuando en cuando, cualquiera se da cuenta de que los niños tienen más sentido común que uno. Pero no nos gusta reconocerlo hasta que les salen pelos en la barba. Y cuando ya tienen barba, se afanan demasiado, porque no saben retroceder a cuando, antes de que les saliera barba, tenían sentido común. Y entonces a uno le importa reconocer que la gente que se está preocupando del mismo asunto que tú no es digna de tener la misma preocupación que tú.
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Mientras agonizo de William Faulkner
La finalidad de la vida no es otra si no la de aprestarse a estar mucho tiempo muerto.
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Luz de agosto de William Faulkner
Y yo le preguntaré lo que podría esperar esa muchacha de las mujeres blancas de Jefferson cuando el niño nazca. Solo hace ocho días que está en Jefferson y no es capaz de hablar diez minutos con otra mujer sin que esa otra mujer comprenda que no está casada. Cuando llegue el momento ¿qué ayuda puede esperar de las blancas?
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Luz de agosto de William Faulkner
Byron oyó aquello en silencio, pensando para sí mismo que la gente es igual en todas partes pero que, según parece, es en las pequeñas ciudades -en las que el mal es más difícil de cometer, más difícil de guardar en secreto- donde las gentes llegan a inventar más historias de unos y de otros; basta con una sola cosa: tener una idea, una sola y única idea, y susurrarla al oído de los demás.
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Luz de agosto de William Faulkner
Es una yanki. Su familia vino aqui, durante la Reconstrucción, para agitar a los negros. Dos de sus parientes murieron por ello. Se dice que ella se mezcla todavía en cosas de los negros. Les va a ver cuando están enfermos, como si fuesen blancos. No quiere tener cocinera porque tendría que ser negra. Dicen que asegura que los negros son como los blancos. Por eso no va nadie a verla...
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Luz de agosto de William Faulkner
Y llevaba una corbata y un sombrero de paja casi nuevo cuya inclinación insolente daba a su rostro inmóvil un aire inquietante. No tenía el aspecto de un vagabundo profesional con ropa profesional, pero había en él algo de desarraigado, como si no perteneciera a ninguna ciudad, como si no tuviese una calle, una pared, una pulgada de terreno de los que se pudiese decir que eran su casa.
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El ruido y la furia de William Faulkner
Si hay una cosa que me irrita es la gente hipócrita. Un hombre que piensa que todo lo que él no entiende debe ser malo y en la primera oportunidad que se le presenta se siente moralmente obligado a decirle a un tercero y meterce en lo que no le importa. William Faulkner, El sonido y la furia*. Promexa, Ciudad de México, 1979, p.167. *itálicas. |
El ruido y la furia de William Faulkner
Se puede creer que la desgracia acabará cansándose algún día, pero entonces tu desgracia es el tiempo dijo mi Padre. Una gaviota atrapada por un hilo invisible arrastrada por el espacio. Hacia la eternidad arrastras el símbolo de tu frustración.
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El villorrio de William Faulkner
He oído llamar mala suerte a la pereza tantas veces que quizá sean la misma cosa.
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El villorrio de William Faulkner
Aquel disparo había hecho demasiado ruido. No sólo había hecho demasiado ruido para un disparo, sino que resultaba incluso demasiado violento para cualquier sonido, más ruidoso de lo que necesita serlo ningún sonido.
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El villorrio de William Faulkner
Huía no para escapar a su pasado, sino a su futuro. Tardó doce años en aprender que no se puede escapar ni al uno ni al otro.
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El villorrio de William Faulkner
El silencio que no había quedado nunca restablecido, restaurado, ni una sola vez, ni siquiera cuando él dormía, cayó rugiendo a su vez alrededor y, sin dejar de rugir, comenzó a endurecerse y a fraguar como cemento no sólo en su oído, sino en sus pulmones, en su aliento, dentro y también fuera de él, solidificándose de tronco de árbol a tronco de árbol.
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El villorrio de William Faulkner
Todo su aspecto, por el contrario, sugería alguna simbología sacada de los tiempos dionisíacos: miel bañada por la luz del sol y uvas a punto de estallar, la retorcida sangría de la vid ya fecunda pisoteada por la pezuña dura y rapaz de la cabra.
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Gregorio Samsa es un ...