Una habitación propia de Virginia Woolf
Eso era el césped; allí estaba el camino. Sólo los miembros del cuerpo docente y los becarios podían pisar el césped; el camino de grava era el lugar que me correspondía.
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Una habitación propia de Virginia Woolf
Eso era el césped; allí estaba el camino. Sólo los miembros del cuerpo docente y los becarios podían pisar el césped; el camino de grava era el lugar que me correspondía.
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Una habitación propia de Virginia Woolf
Una mujer necesita dinero y una habitación propia para dedicarse a la literatura
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La Señora Dalloway de Virginia Woolf
Como si le hubiese prendido fuego a una bolita gris en una bandeja y de ella hubiese surgido un precioso árbol en el aire salado de su intimidad
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Orlando de Virginia Woolf
Los sabios todavía no han confirmado que el silencio sea más profundo después del ruido. En cambio muchas mujeres jurarían que nunca es tan sensible la soledad como inmediatamnete después que a uno le hayan hecho el amor
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Orlando de Virginia Woolf
...Orlando estuvo por arrancarse los pelos, al ver que la persona era de su mismo sexo, y que no había posibilidades de un abrazo.
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Londres de Virginia Woolf
El encanto del Londres moderno consiste en que no ha sido construido para durar, ha sido construido para pasar.
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Orlando de Virginia Woolf
El amor había sido para él un poco de aserrín y cenizas. Los goces que le había dado parecían infinitamente insípidos. Se asombraba de haberlos soportado sin bostezar. Mirándola se derretía el espesor de su sangre; el hielo se volvía vino en sus venas; oía correr las aguas y cantar los pájaros; brotaba la primavera sobre el duro paisaje invernal…
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Orlando de Virginia Woolf
Vale más estar vestida de pobreza e ignorancia, estar libre de ambición marcial, de codicia del poder y del resto de los deseos varoniles con tal de disfrutar en su plenitud de los arrobamientos más sublimes que de que la mente humana es capaz, que son la contemplación, la soledad, el amor. Gracias a dios que soy una mujer.
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Orlando de Virginia Woolf
La costurera es la Memoria, y por cierto bien caprichosa. La Memoria mete y saca su aguja, de arriba abajo, de acá para allá. Ignoramos lo que viene enseguida, lo que vendrá después. [...] De ahí que Orlando, al mojar su pluma en la tinta, viera la cara burlona de la princesa perdida.
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La Señora Dalloway de Virginia Woolf
Uno no puede traer hijos a un mundo como este. Uno no puede perpetuar el sufrimiento, ni aumentar la raza de estos lujuriosos animales.
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Una habitación propia de Virginia Woolf
La literatura está abierta a todos. Cierra con llave tus bibliotecas, si quieres, pero no hay barrera, cerradura, ni cerrojo que puedas imponer a la libertad de mi mente.
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¿Cómo debería leerse un libro? de Virginia Woolf
¿En qué medida, hemos de preguntarnos, se ve influido un libro por la vida de su autor? ¿Hasta qué punto es prudente dejar que el hombre interprete al escritor? ¿En qué medida vamos a resistir o ceder ante las simpatías y antipatías que el hombre en sí despierta en nosotros, tan sensibles como son las palabras, tan receptivas del carácter del autor? Son preguntas que nos acucian cuando leemos vidas y cartas, y hemos de responderlas por nosotros mismos, pues no puede haber mayor fatalidad que dejarse guiar por las preferencias de otros en un asunto tan personal.
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Virginia Woolf
Como mujer, no tengo país. Como mujer, no quiero un país. Como mujer, mi país es el mundo entero.
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Una habitación propia de Virginia Woolf
Más que nada, viviendo como vivimos de la ilusión, quizá lo más importante para nosotros sea la confianza en nosotros mismos. Sin esta confianza somos como bebés en la cuna. Y ¿cómo engendrar lo más de prisa posible esta cualidad imponderable y no obstante tan valiosa? Pensando que los demás son inferiores a nosotros. Creyendo que tenemos sobre la demás gente una superioridad innata, ya sea la riqueza, el rango, una nariz recta o un retrato de un abuelo pintado por Rommey, porque no tienen fin los patéticos recursos de la imaginación humana...
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Una habitación propia de Virginia Woolf
De todos modos, cuando un tema se presta a mucha controversia -y cualquier cuestión relativa a los sexos es de este tipo- uno no puede esperar decir la verdad. Sólo puede explicar cómo llegó a profesar tal o cual opinión. Cuanto puede hacer es dar a su auditorio la oportunidad de sacar sus propias conclusiones observando las limitaciones, los prejuicios, las idiosincrasias del conferenciante.
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Su nombre de nacimiento es: