Los Miserables de Victor Hugo
La arteria latía por todas partes. Como esas membranas que nacen de ciertas inflamaciones y se forman en el cuerpo humano, la red de las sociedades secretas empezaba a extenderse por el país.
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Los Miserables de Victor Hugo
La arteria latía por todas partes. Como esas membranas que nacen de ciertas inflamaciones y se forman en el cuerpo humano, la red de las sociedades secretas empezaba a extenderse por el país.
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Los Miserables de Victor Hugo
Sólo vivía de día siguiente en día siguiente; el hoy, por decirlo de alguna manera, ya no existía para él
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Los Miserables de Victor Hugo
Los niños aceptan enseguida y con naturalidad la alegría y la felicidad, pues ellos son por naturaleza la felicidad y la alegría
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Los Miserables de Victor Hugo
(La esclavitud) sigur existiendo, pero yabsólo la soporta la mujer, y se llama prostitución. La soporta la mujer, osea el encanto, la debilidad, la belleza, la maternidad. No es ésta una de las menores vergüenzas del hombre
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El último día de un condenado a muerte de Victor Hugo
Señores del centro, señores de los extremos, la mayoría del pueblo sufre. Llámese esto república o llámese monarquía, el pueblo sufre. Es un hecho. El pueblo tiene hambre, tiene frío, y la miseria lo empuja, según el sexo, al crimen o al vicio. Tengan piedad del pueblo: el presidio les arranca a sus hijos y el lupanar a sus hijas. Tienen ustedes demasiados presidiarios, demasiadas prostitutas. ¿Qué demuestran estas dos lacras? Que el cuerpo social tiene viciada la sangre. Y ahí están ustedes, reunidos en consejo en la cabecera del enfermo; ocúpense de la enfermedad. Una enfermedad a la que ustedes no le están dando un tratamiento adecuado. Estúdienla mejor. |
Nuestra Señora de París: Edición Ilustrada de Victor Hugo
Las modas han causado más daños que las revoluciones. Han cortado por lo sano, han atacado el esqueleto óseo del arte, han sajado rajado, desorganizado, matado el edificio tanto en su forma como en su símbolo, tanto en su lógica como en su belleza; y luego han reconstruido; pretensión que no habían tenido, por lo menos, ni el tiempo ni las revoluciones.
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Los Miserables de Victor Hugo
El molino ya no existe, pero el viento que lo movía aún continúa soplando.
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Los Miserables de Victor Hugo
(...) mientras haya ignorancia y misera sobre la tierra, los libros de igual naturaleza que éste podrán no ser inútiles
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Los Miserables de Victor Hugo
Mientras haya en la tierra ignorancia y miseria, libros como este podrian no ser inutiles
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Nuestra Señora de París de Victor Hugo
Yo te amo. No me digas nada. No abras la boca si es para decirme que me odias pues estoy decidido a no oírlo.
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Nuestra Señora de París de Victor Hugo
Cuando conseguí verte por segunda vez, deseé verte mil veces; deseé verte siempre; ¿cómo puede uno detenerse en esa pendiente infernal? Desde entonces dejé de ser yo. El otro extremo del hilo con el que el demonio me había atado las alas estaba sujeto a tu pie y desde entonces fui, como tú, un ser errante y vagabundo. Te esperaba bajo los porches para verte, te espiaba en la calle, tras las esquinas, te vigilaba desde lo alto de mi torre.
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Nuestra Señora de París de Victor Hugo
Además evitaba siempre a las mujeres; y por otra parte me bastaba con abrir un libro para que todos los vapores impuros de mi cerebro se desvanecieran ante el esplendor de la ciencia. Al poco tiempo sentía cómo se iban alejando las cosas espesas del mundo y me encontraba tranquilo, deslumbrado y sereno en presencia del resplandor de la eterna verdad.
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Nuestra Señora de París de Victor Hugo
Así se veía todo en aquel tiempo, sin metafísicas ni exageraciones sin cristales deformantes, a simple vista. No se había inventado aún el microscopio ni para las cosas del espíritu ni para las de la materia.
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Nuestra Señora de París de Victor Hugo
Sin embargo cuando se intenta abarcar con el pensamiento una imagen total del conjunto de las producciones desde la imprenta hasta nuestros días, ¿no se nos aparece este conjunto como una inmensa construcción, teniendo por base al mundo entero, en la que la humanidad trabaja sin descanso y cuya monstruosa cabeza se pierde entre las brumas profundas del futuro?
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Nuestra Señora de París de Victor Hugo
(…) el género humano tiene dos libros, dos registros, dos testamentos: la arquitectura y la imprenta; la Biblia de piedra y la Biblia de papel. Sin duda alguna, al contemplar las dos Biblias, tan hojeadas y consultadas a través de los siglos, nos estará permitido el añorar la majestad visible de la escritura de granito; esos gigantescos alfabetos formulados en columnatas, en pilones, en obeliscos; esa especie de montañas humanas que cubren el mundo y el pasado, desde la pirámide hasta el campanario, desde Kéops hasta Estrasburgo. Hay que releer el pasado en esas páginas de mármol; hay que admirar y hojear constantemente el libro escrito por la arquitectura, pero no hay que negar la grandeza del edificio que eleva, a su vez, la imprenta.
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Nuestra Señora de París de Victor Hugo
(…) pero nunca será ya la arquitectura el arte social y colectivo, el arte dominante. El gran poema, el gran edificio, la gran obra de la humanidad no se construirá ya, se imprimirá. Y aunque en lo sucesivo la arquitectura pueda manifestarse accidentalmente, ya nunca será la dueña; seguirá el dictado de la literatura, a la que antes dictaba ella su ley. Se invertirán las posiciones respectivas de ambas artes. |
Nuestra Señora de París de Victor Hugo
¿Quién no es capaz de ver que de esta forma el pensamiento es mucho más indeleble? De sólido que era se ha hecho vivaz, pasa de ser duradero a ser inmortal; se puede demoler una masa pero, ¿cómo extirpar la ubicuidad? Ya puede venir un diluvio que aunque la montaña haya desaparecido bajo las olas, los pájaros seguirán volando pues bastará con que una sola arca flote sobre el cataclismo para que se posen en ella, sobrenaden con ella, asistan con ella al reflujo de las aguas y el nuevo mundo que emerja del caos contemplará, al despertarse, volar sobre él, alado y vivo, el pensamiento del mundo sumergido. Y cuando se llegue a la conclusión de que este modo de expresión es no solo el más conservador, sino el más sencillo, el más cómodo, el más práctico para todos; cuando se observe que no arrastra consigo un enorme bagaje y que no necesita pasado instrumental; cuando se compare la enorme dificultad para traducir un pensamiento en piedra, utilizando para ello la asistencia de cuatro o cinco artes y toneladas de oro y montañas de piedra y bosques enteros de andamios y todo un pueblo de obreros; cuando todo esto se compara al pensamiento, que para hacerse libro no necesita más que un poco de papel y de tinta y una pluma, ¿cómo vamos a sorprendernos de que la inteligencia humana haya cambiado la arquitectura por la imprenta? Cortad bruscamente el lecho primitivo de un río; abrid un canal a un nivel inferior y veréis cómo el río abandona su cauce. + Leer más |
Nuestra Señora de París de Victor Hugo
En el siglo XV todo cambia. El pensamiento humano descubre un medio de perpetuarse no sólo más duradero y más resistente que la arquitectura, sino también más fácil y más sencillo. La arquitectura queda destronada. A las letras de piedra de Orfeo van a suceder las letras de plomo de Gutenberg. El libro va a matar al edificio. La invención de la imprenta es el acontecimiento más grande de la historia; es la madre de todas las revoluciones; es el modo de expresión de la humanidad que se renueva totalmente; es el pensamiento humano que se despoja de una forma para vestirse con otra; es, en una palabra el definitivo cambio de piel de esta serpiente simbólica que desde Adán representa la inteligencia. Bajo la forma de imprenta el pensamiento es más imperecedero que nunca; es volátil a indestructible. Se mezcla con el viento. Con la arquitectura se hacía montaña y se apoderaba con gran fuerza de una época y de un lugar; ahora se convierte en bandada de pájaros, se disemina a los cuatro vientos y ocupa al mismo tiempo todos los lugares del espacio y del aire. + Leer más |
¿Quién escribió la saga?