El personaje principal de la novela es Rintaro Natsuki, un joven que está estudiando en el instituto y vive con su querido abuelo. Un día su abuelo fallece y le deja a su nieto una librería de libros antiguos y de segunda mano. Con esté inicio, la novela no puede más que gustar a un amante de los libros.
Rintaro encaja perfectamente en el papel de “hikikomori”, es decir, uno de esos individuos que opta por retirarse voluntariamente de la vida social o limitarse a vivir al margen, disfrutando de esta asocialidad, soledad, confinamiento. Rintaro, deja de ir al instituto para encargarse de liquidar la librería que ha heredado de su abuelo, vive solo. Pero no puedes seguir así, sus compañeros del instituto lo llaman para que vuelva, su tía lo insta a salir de su caparazón y renunciar al negocio. En resumen, la gente trata de que nuestro estudiante de secundaria (un tipo bajo, con gafas, tímido e introvertido) cancele su vida civil.
Aparece hay un gato parlante, Tora, que convence a Rintaro para que junto con Sayo, una compañera de clase que le ha estado trayendo a Rintaro su tarea y alentándole a regresar al instituto, se aventuren en una misión para "salvar" los libros que, según él, están en grave peligro. Los tres recorrerán cuatro laberintos, uno tras otro, en los que se resuelven conflictos éticos que tienen como nexo común la lectura y los libros. En estos laberintos Rintaro se enfrenta a los hombres que representan de alguna manera los defectos de los "falsos lectores". Estos malos lectores son hombres que solo piensan en preservar libros, acumularlos o recortarlos, para resumir el contenido perdiendo el sentido de la belleza, o venderlos, o hacer que el público los elimine de la manera más eficiente posible. Así, en los laberintos se trata de responder a algunas cuestiones: ¿Por qué leemos libros? ¿Gana el que más lee? ¿Podemos ahorrar tiempo proporcionando sinopsis de una oración o párrafo? ¿Deberían publicarse solo los libros más populares?
El libro avanza de forma lenta en la historia, sin giros en la trama. Algo típico de la cultura japonesa. Es un trabajo muy filosófico, lleno de metáforas delicadas, simples, pero profundas. Rintaro tiene una amplia cultura de partida (que incluye la occidental, desde Nietzsche hasta Dumas) y, sobre todo, las enseñanzas de su abuelo, un librero que no se limitó a vivir gracias a los libros, sino junto con los libros.
Ha sido una lectura relajada, lejos de lecturas complejas y que me ha hecho reflexionar sobre el fenómeno de la lectura. La edición de Grijalbo es muy bonita. Este libro nos confirma sobre todo que el propósito de los libros no es aislar, sino ayudar a tender puentes entre nosotros y los demás.
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