PREGÚNTASELO AL GATO de Melinda Metz
Cuando se le llama, viene... algunas veces, por lo menos. O seas, cuando tengo un bol de comida entre las manos, o cuando me estoy comiendo un sándwich de atún.
|
PREGÚNTASELO AL GATO de Melinda Metz
Cuando se le llama, viene... algunas veces, por lo menos. O seas, cuando tengo un bol de comida entre las manos, o cuando me estoy comiendo un sándwich de atún.
|
PREGÚNTASELO AL GATO de Melinda Metz
Tenía que llevarle algo a Jamie, un regalito. Sabía que había captado perfectamente el olor de la camiseta del hombre, ¡como para no captarlo!, pero... no había hecho nada. Habría que recordárselo. Algunas veces hasta le tenía que recalcar su desayuno, pese a que sabía que tenía que ponérselo inmediatamente después de que se despertara.
|
PREGÚNTASELO AL GATO de Melinda Metz
Diogee se zampó el trozo de carne en un plis plas. Era un adicto, y David su camello. Lo cual significaba que, por mucho que el perro fuera el primero que salía por la puerta y decidiera la dirección del paseo, David sería siempre el macho alfa. A no ser que Diogee fuera capaz de discurrir un modo de ganar dinero y de gastárselo en la tienda de comida para perros.
|
La vida secreta de Mac de Melinda Metz
Si, esa mujer era muy infeliz. Necesitaba su ayuda. Estaba ocupado, tenía que hacer escapadas y echar sus siestecitas, pero saltaba a la vista que esa mujer no sabía arreglar lo que fuese que le iba mal, para eso se necesitaba a un maestro. Y por suerte para ella, acababa de llamar a su puerta.
|
La vida secreta de Mac de Melinda Metz
Cuando llegó a la puerta le dio un golpe en el rabo con la pata, en parte para apartarlo de su camino y en parte porque le hacía gracia.
|
La vida secreta de Mac de Melinda Metz
Diogee formaba parte del grupo, un sacrificio que Mac se había visto obligado a hacer por la felicidad de Jamie. Eso significaba que debía hacer lo que fuera necesario para mantener al perro a salvo de su propia estupidez.
|
La vida secreta de Mac de Melinda Metz
Solo era un gato, si, pero era Macgyver. Se encargaría de hacer lo que había que hacer.
|
La vida secreta de Mac de Melinda Metz
Cuando el hombre le dio otra sardina, Mac supo que tenía que encontrar la forma de ayudar también a ese humano. Se lo merecía.
|
La vida secreta de Mac de Melinda Metz
Estaba dispuesto a hacer lo que fuera por los humanos que lo rodeaban, a todo menos a saltarse la cena.
|
La vida secreta de Mac de Melinda Metz
El olor a enfermedad de todas direcciones. Después, vería que podía hacer por los otros humanos. Solo era un gato, si, pero era MacGyver. Se encargaría de hacer lo que había que hacer.
|
La vida secreta de Mac de Melinda Metz
Sería de gran ayuda que los humanos fueran un poquito más listos, pero no tenían la culpa de no ser gatos.
|
La vida secreta de Mac de Melinda Metz
Si a alguien no le caía bien, pagaba las consecuencias. Levantó la pata y le dio un golpecito al hombre en la cara.
|
La vida secreta de Mac de Melinda Metz
Mac jamás pasaría de largo junto al perro mientras este dormía. Podía hacerle maldades de sobra.
|
PREGÚNTASELO AL GATO de Melinda Metz
Esto no es una cita. Es una trampa para atraparme en un negocio piramidal.
|
PREGÚNTASELO AL GATO de Melinda Metz
Mac no siempre tenía ganas de que lo tocara, pero solía adivinar si ella necesitaba de verdad abrazarlo, y se dignaba a permitírselo.
|
PREGÚNTASELO AL GATO de Melinda Metz
Quería mucho a Jamie, pero los humanos, a veces, era extremadamente lerdos.
|
PREGÚNTASELO AL GATO de Melinda Metz
Diogee volvió a ladrar, pero esta vez hubo respuesta: un maullido potente, desafiante y profundo que procedía de un gato pequeño y atigrado, que estaba sentado en el porche cubierto de la casa. Sus ojos dorados estaban fijos en Diogee, y era como si le enviara rayos láser llenos de odio. En respuesta, Diogee apretó los dientes haciéndolos sonar de forma siniestra.
|
¿En qué año se publicó?