Estamos, sin duda, frente a una de las novelas más icónicas de la literatura; quizá porque fue la primera novela de ciencia ficción o tal vez por su grandiosa historia y los matices de reflexiones tan diversas que alcanza a tocar. En la novela, Roberto Walton escribe a su hermana Margaret acerca de la historia que le cuenta un hombre que subió a su embarcación de camino al ártico, muy enfermo y cansado por el clima y su travesía, que relata a Walton. Victor Frankenstein se empeña en crear vida (como un moderno Prometeo, busca tener la facultad de los dioses de engendrar vida de la nada) y crea una criatura que logra vivificar. Asustado por su creación, huye de ella y dos años después la tragedia azota a su familia (su hermano William es asesinado y una amiga cercana de la familia Justine es culpada por el homicidio), lo que hace que la criatura reaparezca en su vida. Le urge a crearle una compañera y le cuenta su historia durante los años que estuvo alejado de él: observó el rechazo de los hombres y construyó su saber sobre la vida observando a la distancia a una familia (De Lacey, Felix, Agatha y Safie), quienes lo hacen observar el amor, la belleza y la bondad de la humanidad. La criatura opta por acercarse y, primero, De Lacey (quien es ciego) escucha con compasión su historia y sus miedos de estar cerca de una familia que le era muy querida (hablaba de ellos, pero le habla con rodeos para conocer su reacción) y lo incita a acercarse y enfrentar sus miedos por sus buenas intenciones, pero la situación cambia cuando los hijos vuelven a casa y se topan con “el monstruo” y el padre, de quien se asustan y terminan por ahuyentar. La contradicción de la situación hace que la criatura se pregunte acerca del bien y el mal y, tras el rechazo, opte por una vida viciosa que lo lleva a asesinar a William al enterarse de que era hermano de su creador, de quien lo había condenado a sufrir la agonía, el rechazo y el odio. La criatura amenaza a Frankenstein con arrebatar la vida de sus seres queridos si no le construye una compañera igual de marginada para pasar su vida. Tras pensarlo mucho e incluso tras haber avanzado en el proyecto, Frankenstein desiste por el miedo que le ocasiona traer un nuevo ser repugnante y violento al mundo, otro ser que estará fuera de la promesa que la criatura le hace de alejarse del mundo con su nueva pareja creada a su imagen y semejanza. De modo que la criatura ataca de nuevo y asesina al mejor amigo, Henry Clerval. Frankenstein es culpado por el asesinato, sale libre y opta por casarse con su amiga de la infancia Elizabeth Lavenza, a pesar de la advertencia de la criatura de aparecer de nuevo en su noche de bodas. Frankenstein asume lo que considera su destino: morir en su noche de bodas a manos de su criatura, pero no piensa jamás que la venganza sería tomar la vida de su esposa. Tras la muerte de Elizabeth, Frankenstein decide dedicar su vida a perseguir al monstruo y acabar con él, de modo que dedica sus siguientes años a perseguir rumbo al norte, donde se encuentra con Walton y su embarcación. La historia termina con Frankenstein muriendo en la embarcación, cuando la criatura reaparece y se le presenta a Walton sin ningún fin otro que despedirse de su última víctima, exponer sus motivos (agonía, pena, odio a sí mismo, incapacidad de obrar de otra manera) e irse rumbo al norte a terminar con su propia vida.
Los alcances de la novela son sorprendentes pues algo que parecería únicamente una historia de ficción y terror se convierte en una reflexión en torno a la naturaleza de la vida y la muerte, las capacidades humanas frente a lo divino y sus alcances, el bien y el mal, la bondad y la crueldad de la humanidad, el amor y el odio, la educación y la carencia, las situaciones de vida y las oportunidades que, en gran medida, dependen del contexto, las repercusiones de nuestros actos en la vida de los demás y, por supuesto, la vida misma y su sentido. Shelley ofrece una novela espectacular con un final magnífico.
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